Misa Diaria y Lecturas
¿No puede asistir a la Santa Misa? EWTN le ofrece las lecturas del día para permitirle seguir la Misa diaria en su transmisión por televisión. Las lecturas también son ideales para hallar tiempo durante el día para la reflexión espiritual. Escuche, vea o lea desde la comodidad de su hogar. Esta página incluye las lecturas del día y videos en línea, un recurso para todo el que desee vivir la vida de fe que agrada a nuestro Señor.
Domingo 14 de enero de 2024
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El Padre Joseph Mary Wolfe dice: «Hemos integrado este pequeño cuadernillo para ti, para ayudarte a unirte a la Iglesia Universal en todo el mundo a cantar las alabanzas del Señor mientras rezamos y cantamos juntos, unidos en el Sagrado Sacrificio de la Misa por EWTN».

II Domingo Ordinario
Gloria – Creed
Primera Lectura
1 Samuel 3:3-10, 19
3la lámpara de Dios todavía no se había apagado y Samuel estaba acostado en el Santuario del Señor donde estaba el arca de Dios.
4Entonces el Señor le llamó:
—¡Samuel, Samuel! Él respondió: —Aquí estoy.
—¡Samuel, Samuel! Él respondió: —Aquí estoy.
5Y corrió hasta Elí y le dijo:
—Aquí estoy porque me has llamado. Pero Elí le respondió: —No te he llamado. Vuelve a acostarte. Y fue a acostarse.
—Aquí estoy porque me has llamado. Pero Elí le respondió: —No te he llamado. Vuelve a acostarte. Y fue a acostarse.
6El Señor lo llamó de nuevo:
—¡Samuel! Se levantó, fue hasta Elí y le dijo: —Aquí estoy porque me has llamado. Pero Elí contestó: —No te he llamado, hijo mío. Vuelve a acostarte
—¡Samuel! Se levantó, fue hasta Elí y le dijo: —Aquí estoy porque me has llamado. Pero Elí contestó: —No te he llamado, hijo mío. Vuelve a acostarte
7—Samuel todavía no reconocía al Señor, pues aún no se le había revelado la palabra del Señor.
8Volvió a llamar el Señor por tercera vez a Samuel. Él se levantó, fue hasta Elí y le dijo:
—Aquí estoy porque me has llamado. Comprendió entonces Elí que era el Señor quien llamaba al joven,
—Aquí estoy porque me has llamado. Comprendió entonces Elí que era el Señor quien llamaba al joven,
9y le dijo:
—Vuelve a acostarte y si te llaman dirás: «Habla, Señor, que tu siervo escucha». Samuel se fue y se acostó en su aposento.
—Vuelve a acostarte y si te llaman dirás: «Habla, Señor, que tu siervo escucha». Samuel se fue y se acostó en su aposento.
10Vino el Señor, se presentó y le llamó como otras veces:
—¡Samuel, Samuel! Respondió Samuel: —Habla, que tu siervo escucha.
—¡Samuel, Samuel! Respondió Samuel: —Habla, que tu siervo escucha.
19Samuel crecía y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras cayó en vacío.
Salmo Responsorial
Salmo 40:2, 4, 7-10
2Esperaba confiadamente en el Señor;
Él se inclinó a mí y escuchó mi clamor.
Él se inclinó a mí y escuchó mi clamor.
4Ha puesto en mi boca un cántico nuevo,
una alabanza a nuestro Dios. Muchos, al verlo, temerán y esperarán en el Señor.
una alabanza a nuestro Dios. Muchos, al verlo, temerán y esperarán en el Señor.
7No quisiste sacrificio ni ofrenda,
pero me abriste el oído. No pediste holocausto ni sacrificio de expiación;
pero me abriste el oído. No pediste holocausto ni sacrificio de expiación;
8entonces dije: «Aquí estoy
—como está escrito acerca de mí en el Libro—
—como está escrito acerca de mí en el Libro—
9para hacer tu voluntad, Dios mío».
Ése es mi querer, pues llevo tu Ley dentro de mí.
Ése es mi querer, pues llevo tu Ley dentro de mí.
10He anunciado la justicia en la gran asamblea;
no he cerrado mis labios, Señor, Tú lo sabes bien.
no he cerrado mis labios, Señor, Tú lo sabes bien.
Segunda Lectura
1 Corintios 6:13-15, 17-20
13«La comida para el vientre, y el vientre para la comida». Pero Dios destruirá lo uno y lo otro. Por otra parte, el cuerpo no es para la fornicación sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.
14Y Dios, que resucitó al Señor, también nos resucitará a nosotros por su poder.
15¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Voy, entonces, a tomar los miembros de Cristo para hacerlos miembros de una meretriz? ¡De ninguna manera!
17En cambio, el que se une al Señor se hace un solo espíritu con él.
18Huid de la fornicación. Todo pecado que un hombre comete queda fuera de su cuerpo; pero el que fornica peca contra su propio cuerpo.
19¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis?
20Habéis sido comprados mediante un precio. Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo.
Evangelio
Juan 1:35-42
35Al día siguiente estaban allí de nuevo Juan y dos de sus discípulos
36y, fijándose en Jesús que pasaba, dijo:
—Éste es el Cordero de Dios.
—Éste es el Cordero de Dios.
37Los dos discípulos, al oírle hablar así, siguieron a Jesús.
38Se volvió Jesús y, viendo que le seguían, les preguntó:
—¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: —Rabbí —que significa: «Maestro»—, ¿dónde vives?
—¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: —Rabbí —que significa: «Maestro»—, ¿dónde vives?
39Les respondió:
—Venid y veréis. Fueron y vieron dónde vivía, y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima.
—Venid y veréis. Fueron y vieron dónde vivía, y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima.
40Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús.
41Encontró primero a su hermano Simón y le dijo:
—Hemos encontrado al Mesías —que significa: «Cristo».
—Hemos encontrado al Mesías —que significa: «Cristo».
42Y lo llevó a Jesús. Jesús le miró y le dijo:
—Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas —que significa: «Piedra».
—Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas —que significa: «Piedra».