Misa Diaria y Lecturas

¿No puede asistir a la Santa Misa? EWTN le ofrece las lecturas del día para permitirle seguir la Misa diaria en su transmisión por televisión. Las lecturas también son ideales para hallar tiempo durante el día para la reflexión espiritual. Escuche, vea o lea desde la comodidad de su hogar. Esta página incluye las lecturas del día y videos en línea, un recurso para todo el que desee vivir la vida de fe que agrada a nuestro Señor.

Viernes 21 de junio de 2024

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Con textos en español y latín, la Guía para la Misa Global Televisada te guía a lo largo de la Misa diaria que ofrecemos en EWTN.

El Padre Joseph Mary Wolfe dice: «Hemos integrado este pequeño cuadernillo para ti, para ayudarte a unirte a la Iglesia Universal en todo el mundo a cantar las alabanzas del Señor mientras rezamos y cantamos juntos, unidos en el Sagrado Sacrificio de la Misa por EWTN».

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San Alonso Gonzaga, Religioso (Memoria)

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Primera Lectura

2 Reyes 11:1-4, 9-18, 20

1Atalía, madre de Ocozías, al ver que su hijo había muerto, se dispuso a exterminar a toda la descendencia real.
2Pero Yehoseba, hija del rey Joram y hermana de Ocozías, tomó a Joás, hijo de Ocozías, y lo sustrajo, junto con su nodriza, de entre los hijos del rey a los que iban a dar muerte, llevándolo a la sala de las camas. Así fue ocultado a los ojos de Atalía, y no lo mataron.
3Estuvo seis años escondido con ella en el Templo del Señor, mientras Atalía reinaba en el país.
4Al séptimo año, Yehoyadá envió a buscar a los jefes de cien de los carios y de las guardias, les mandó venir junto a él al Templo del Señor e hizo un pacto con ellos tomándoles juramento en el Templo del Señor. Después les mostró al hijo del rey,
9Los jefes de cien actuaron tal como ordenó el sacerdote Yehoyadá. Cada uno se llevó a sus hombres, los que entraban y salían de servicio el sábado, y vinieron adonde estaba el sacerdote Yehoyadá.
10El sacerdote entregó a los jefes de cien las lanzas y los escudos del rey David que estaban en el Templo del Señor.
11Después, empuñando cada uno sus armas, se colocaron las guardias desde el extremo derecho del Templo hasta el extremo izquierdo, frente al altar y frente al Templo, rodeando al rey.
12Entonces el sacerdote hizo salir al hijo del rey y le puso la corona y el testimonio; le proclamaron rey y le ungieron. Luego aplaudieron y gritaron:
—¡Viva el rey!
13Cuando Atalía oyó las voces de la guardia y del pueblo, se acercó a la gente que estaba en el Templo del Señor,
14y vio al rey de pie sobre el estrado, como era costumbre, y, junto a él, a los jefes y a las trompetas, y a todo el pueblo llano entusiasmado, que hacía sonar las trompetas. Atalía se rasgó las vestiduras y gritó:
—¡Traición, traición!
15Entonces el sacerdote Yehoyadá ordenó a los jefes de cien que controlaban el ejército:
—Sacadla de entre las filas y, el que vaya tras ella, que muera a espada. Pues dijo el sacerdote: —Que no muera en el Templo del Señor.
16Le echaron mano y cuando era conducida por el camino de la entrada de los caballos al palacio real, allí le dieron muerte.
17Yehoyadá estableció una alianza entre el Señor, el rey y el pueblo, para que fuera pueblo del Señor, y entre el rey y el pueblo.
18Después todo el pueblo llano entró –en el templo de Baal y lo destruyó. Hicieron completamente pedazos el altar y las imágenes, y mataron a Matán, sacerdote de Baal, delante de los altares. A continuación el sacerdote Yehoyadá puso guardianes ante el Templo del Señor.
20Todo el pueblo llano se alegró y la ciudad quedó tranquila. A Atalía la habían matado a espada en el palacio real.

Salmo Responsorial

Salmo 132:11-14, 17-18

11El Señor juró a David
una promesa firme de la que no se retractará: «Un fruto de tus entrañas pondré sobre tu trono.
12Si tus hijos guardasen mi alianza,
y los preceptos que les enseñe, también sus hijos, para siempre, se sentarán sobre tu trono».
13Porque el Señor ha elegido a Sión,
la ha preferido como su morada:
14«Éste es el lugar de mi reposo para siempre;
aquí habitaré porque la prefiero».
17Allí haré germinar el vigor de David,
prepararé una lámpara para mi Ungido.
18A sus enemigos cubriré de vergüenza,
pero sobre él brillará la corona. 

Evangelio

Mateo 6:19-23

19»No amontonéis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los corroen y donde los ladrones socavan y los roban.
20Amontonad en cambio tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre corroen, y donde los ladrones no socavan ni roban.
21Porque donde está tu tesoro allí estará tu corazón.
22»La lámpara del cuerpo es el ojo. Por eso, si tu ojo es sencillo, todo tu cuerpo estará iluminado.
23Pero si tu ojo es malicioso, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Y si la luz que hay en ti es tinieblas, ¡qué grande será la oscuridad!

Primera Lectura

1 Juan 5:1-5

1Todo el que cree que Jesús es el Cristo, ése ha nacido de Dios; y todo el que ama a quien le engendró, ama también a quien ha sido engendrado por Él.
2En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: en que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos.
3Porque el amor de Dios consiste precisamente en que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son costosos,
4porque todo el que ha nacido de Dios, vence al mundo. Y ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.
5¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

Salmo Responsorial

Salmo 16:1-2, 5, 7-8, 11

1Mictam. De David.
Guárdame, Dios mío, que me refugio en Ti.
2Yo digo al Señor:
«Tú eres mi Señor. No tengo otro bien que Tú».
5Señor, Tú eres el lote de mi heredad y de mi copa:
Tú sostienes mi parte.
7Yo bendigo al Señor, que me aconseja;
hasta de noche mi corazón me instruye.
8Pongo ante mí al Señor sin cesar;
con Él a mi derecha, no vacilo.
11Me enseñas la senda de la vida,
saciedad de gozo en tu presencia, dicha perpetua a tu derecha. 

Evangelio

Mateo 22:34-40

34Los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se pusieron de acuerdo,
35y uno de ellos, doctor de la ley, le preguntó para tentarle:
36—Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?
37Él le respondió:
—Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente.
38Éste es el mayor y el primer mandamiento.
39El segundo es como éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
40De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas.