Misa Diaria y Lecturas
¿No puede asistir a la Santa Misa? EWTN le ofrece las lecturas del día para permitirle seguir la Misa diaria en su transmisión por televisión. Las lecturas también son ideales para hallar tiempo durante el día para la reflexión espiritual. Escuche, vea o lea desde la comodidad de su hogar. Esta página incluye las lecturas del día y videos en línea, un recurso para todo el que desee vivir la vida de fe que agrada a nuestro Señor.
Domingo 13 de octubre de 2024
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El Padre Joseph Mary Wolfe dice: «Hemos integrado este pequeño cuadernillo para ti, para ayudarte a unirte a la Iglesia Universal en todo el mundo a cantar las alabanzas del Señor mientras rezamos y cantamos juntos, unidos en el Sagrado Sacrificio de la Misa por EWTN».

XXVIII Domingo Ordinario
Gloria – Creed
Primera Lectura
Sabiduría 7:7-11
7Por eso, rogué prudencia y se me concedió;
invoqué un espíritu de sabiduría y vino a mí.
invoqué un espíritu de sabiduría y vino a mí.
8La antepuse a cetros y tronos
y, comparada con ella, tuve en nada la riqueza.
y, comparada con ella, tuve en nada la riqueza.
9La piedra más preciosa no la iguala,
porque, a la vista de ella, todo el oro es un poco de arena y, ante ella, la plata vale lo que el barro.
porque, a la vista de ella, todo el oro es un poco de arena y, ante ella, la plata vale lo que el barro.
10La quise más que la salud y la belleza
y preferí tenerla como luz, porque su resplandor no tiene ocaso.
y preferí tenerla como luz, porque su resplandor no tiene ocaso.
11Con ella me vinieron a la vez todos los bienes,
pues en sus manos hay riqueza incalculable.
pues en sus manos hay riqueza incalculable.
Salmo Responsorial
Salmo 90:12-17
12Enséñanos a llevar buena cuenta de nuestros días,
para que logremos un corazón sabio.
para que logremos un corazón sabio.
13¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo…?
Ten piedad con tus siervos.
Ten piedad con tus siervos.
14Sácianos de mañana con tu misericordia,
exultaremos y nos alegraremos todos nuestros días.
exultaremos y nos alegraremos todos nuestros días.
15Haznos gozar por los días en que nos afligiste,
por los años en que vimos la desgracia.
por los años en que vimos la desgracia.
16Que se muestre a tus siervos tu obra,
y a tus hijos tu majestad.
y a tus hijos tu majestad.
17El esplendor del Señor, nuestro Dios, esté con nosotros.
Haz prósperas las obras de nuestras manos, las obras de nuestras manos hazlas prósperas.
Haz prósperas las obras de nuestras manos, las obras de nuestras manos hazlas prósperas.
Segunda Lectura
Hebreos 4:12-13
12Ciertamente, la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que una espada de doble filo: entra hasta la división del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y descubre los sentimientos y pensamientos del corazón.
13No hay ante ella criatura invisible, sino que todo está desnudo y patente a los ojos de Aquel a quien hemos de rendir cuenta.
Evangelio
Primera Opción
Segunda Opción
Marcos 10:17-30
17Cuando salía para ponerse en camino, vino uno corriendo y, arrodillado ante él, le preguntó:
—Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?
—Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?
18Jesús le dijo:
—¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino uno solo: Dios.
—¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino uno solo: Dios.
19Ya conoces los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no dirás falso testimonio, no defraudarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre.
20—Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud —respondió él.
21Y Jesús fijó en él su mirada y lo amó. Y le dijo:
—Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo. Luego, ven y sígueme.
—Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo. Luego, ven y sígueme.
22Pero él, afligido por estas palabras, se marchó triste, porque tenía muchas posesiones.
23Jesús, mirando a su alrededor, les dijo a sus discípulos:
—¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas!
—¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas!
24Los discípulos se quedaron impresionados por sus palabras. Y hablándoles de nuevo, dijo:
—Hijos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios!
—Hijos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios!
25Es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios.
26Y ellos se quedaron aún más asombrados diciéndose unos a otros:
—Entonces, ¿quién puede salvarse?
—Entonces, ¿quién puede salvarse?
27Jesús, con la mirada fija en ellos, les dijo:
—Para los hombres es imposible, pero para Dios no; porque para Dios todo es posible.
—Para los hombres es imposible, pero para Dios no; porque para Dios todo es posible.
28Comenzó Pedro a decirle:
—Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.
—Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.
29Jesús respondió:
—En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, hermanos o hermanas, madre o padre, o hijos o campos por mí y por el Evangelio,
—En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, hermanos o hermanas, madre o padre, o hijos o campos por mí y por el Evangelio,
30que no reciba en este mundo cien veces más en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y campos, con persecuciones; y, en el siglo venidero, la vida eterna.
Marcos 10:17-27
17Cuando salía para ponerse en camino, vino uno corriendo y, arrodillado ante él, le preguntó:
—Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?
—Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?
18Jesús le dijo:
—¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino uno solo: Dios.
—¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino uno solo: Dios.
19Ya conoces los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no dirás falso testimonio, no defraudarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre.
20—Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud —respondió él.
21Y Jesús fijó en él su mirada y lo amó. Y le dijo:
—Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo. Luego, ven y sígueme.
—Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo. Luego, ven y sígueme.
22Pero él, afligido por estas palabras, se marchó triste, porque tenía muchas posesiones.
23Jesús, mirando a su alrededor, les dijo a sus discípulos:
—¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas!
—¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas!
24Los discípulos se quedaron impresionados por sus palabras. Y hablándoles de nuevo, dijo:
—Hijos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios!
—Hijos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios!
25Es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios.
26Y ellos se quedaron aún más asombrados diciéndose unos a otros:
—Entonces, ¿quién puede salvarse?
—Entonces, ¿quién puede salvarse?
27Jesús, con la mirada fija en ellos, les dijo:
—Para los hombres es imposible, pero para Dios no; porque para Dios todo es posible.
—Para los hombres es imposible, pero para Dios no; porque para Dios todo es posible.