Misa Diaria y Lecturas
¿No puede asistir a la Santa Misa? EWTN le ofrece las lecturas del día para permitirle seguir la Misa diaria en su transmisión por televisión. Las lecturas también son ideales para hallar tiempo durante el día para la reflexión espiritual. Escuche, vea o lea desde la comodidad de su hogar. Esta página incluye las lecturas del día y videos en línea, un recurso para todo el que desee vivir la vida de fe que agrada a nuestro Señor.
Martes 4 de febrero de 2025
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El Padre Joseph Mary Wolfe dice: «Hemos integrado este pequeño cuadernillo para ti, para ayudarte a unirte a la Iglesia Universal en todo el mundo a cantar las alabanzas del Señor mientras rezamos y cantamos juntos, unidos en el Sagrado Sacrificio de la Misa por EWTN».

San José de Leonessa, Capuchino, Presbítero (Memoria)
Primera Opción
Segunda Opción
Primera Lectura
Hebreos 12:1-4
1Por consiguiente, también nosotros, que estamos rodeados de una nube tan grande de testigos, sacudámonos todo lastre y el pecado que nos asedia, y continuemos corriendo con perseverancia la carrera emprendida:
2fijos los ojos en Jesús, iniciador y consumador de la fe, que, despreciando la ignominia, soportó la cruz en lugar del gozo que se le proponía, y está sentado a la diestra del trono de Dios.
3Por eso, pensad atentamente en aquel que soportó tanta contradicción por parte de los pecadores, para que no desfallezcáis ni decaiga vuestro ánimo.
4No habéis resistido todavía hasta la sangre al combatir contra el pecado
Salmo Responsorial
Salmo 22:26-28, 30-32
26Te alabaré ante la gran asamblea.
Cumpliré mis votos delante de quienes le temen.
Cumpliré mis votos delante de quienes le temen.
27Los pobres comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que le buscan. ¡Que vuestro corazón viva por siempre!
alabarán al Señor los que le buscan. ¡Que vuestro corazón viva por siempre!
28Se acordarán y se convertirán al Señor
los enteros confines de la tierra; se postrarán en su presencia todas las familias de las naciones,
los enteros confines de la tierra; se postrarán en su presencia todas las familias de las naciones,
30Ante Él solo se postrarán los que duermen en la tierra,
ante Él doblarán la rodilla cuantos bajan al polvo. Pero mi alma vivirá para Él.
ante Él doblarán la rodilla cuantos bajan al polvo. Pero mi alma vivirá para Él.
31Mi descendencia le servirá,
hablará del Señor a la generación venidera,
hablará del Señor a la generación venidera,
32y proclamarán su justicia
al pueblo que ha de nacer: «Así lo hará el Señor».
al pueblo que ha de nacer: «Así lo hará el Señor».
Evangelio
Marcos 5:21-43
21Y tras cruzar de nuevo Jesús en la barca hasta la orilla opuesta, se congregó una gran muchedumbre a su alrededor mientras él estaba junto al mar.
22Viene uno de los jefes de la sinagoga, que se llamaba Jairo. Al verlo, se postra a sus pies
23y le suplica con insistencia diciendo:
—Mi hija está en las últimas. Ven, pon las manos sobre ella para que se salve y viva.
—Mi hija está en las últimas. Ven, pon las manos sobre ella para que se salve y viva.
24Se fue con él, y le seguía la muchedumbre, que le apretujaba.
25Y una mujer que tenía un flujo de sangre desde hacía doce años,
26y que había sufrido mucho a manos de muchos médicos y se había gastado todos sus bienes sin aprovecharle de nada, sino que iba de mal en peor,
27cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la muchedumbre y le tocó el manto
28—porque decía: «Con que toque sus ropas, me curaré»—.
29Y de repente se secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que estaba curada de la enfermedad.
30Y al momento Jesús conoció en sí mismo la fuerza salida de él y, vuelto hacia la muchedumbre, decía:
—¿Quién me ha tocado la ropa?
—¿Quién me ha tocado la ropa?
31Y le decían sus discípulos:
—Ves que la muchedumbre te apretuja y dices: «¿Quién me ha tocado?».
—Ves que la muchedumbre te apretuja y dices: «¿Quién me ha tocado?».
32Y miraba a su alrededor para ver a la que había hecho esto.
33La mujer, asustada y temblando, sabiendo lo que le había ocurrido, se acercó, se postró ante él y le dijo toda la verdad.
34Él entonces le dijo:
—Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu dolencia.
—Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu dolencia.
35Todavía estaba él hablando, cuando llegan desde la casa del jefe de la sinagoga, diciendo:
—Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas ya al Maestro?
—Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas ya al Maestro?
36Jesús, al oír lo que hablaban, le dice al jefe de la sinagoga:
—No temas, tan sólo ten fe.
—No temas, tan sólo ten fe.
37Y no permitió que nadie le siguiera, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38Llegan a la casa del jefe de la sinagoga, y ve el alboroto y a los que lloraban y a las plañideras.
39Y al entrar, les dice:
—¿Por qué alborotáis y estáis llorando? La niña no ha muerto, sino que duerme.
—¿Por qué alborotáis y estáis llorando? La niña no ha muerto, sino que duerme.
40Y se burlaban de él. Pero él, haciendo salir a todos, toma consigo al padre y a la madre de la niña y a los que le acompañaban, y entra donde estaba la niña.
41Y tomando la mano de la niña, le dice:
—Talitha qum —que significa: «Niña, a ti te digo, levántate».
—Talitha qum —que significa: «Niña, a ti te digo, levántate».
42Y enseguida la niña se levantó y se puso a andar, pues tenía doce años. Y quedaron llenos de asombro.
43Les insistió mucho en que nadie lo supiera, y dijo que le dieran a ella de comer.
From the Franciscan Lectionary
Primera Lectura
Isaías 52:7-10
7Qué hermosos son sobre los montes
los pies del mensajero que anuncia la paz, del mensajero de la buena nueva que anuncia la salvación, del que anuncia a Sión: «¡Reina tu Dios!».
los pies del mensajero que anuncia la paz, del mensajero de la buena nueva que anuncia la salvación, del que anuncia a Sión: «¡Reina tu Dios!».
8¡La voz de tus centinelas! Alzan la voz,
lanzan a una gritos de alegría, porque ven con sus propios ojos que el Señor regresa a Sión.
lanzan a una gritos de alegría, porque ven con sus propios ojos que el Señor regresa a Sión.
9¡Gritad de alegría, alborozaos a una,
ruinas de Jerusalén, que el Señor ha consolado a su pueblo, ha redimido a Jerusalén!
ruinas de Jerusalén, que el Señor ha consolado a su pueblo, ha redimido a Jerusalén!
10El Señor ha desnudado su brazo santo
a los ojos de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios.
a los ojos de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios.
Salmo Responsorial
Salmo 126:1-5
1Canto de las subidas.
Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sión, nos parecía soñar.
Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sión, nos parecía soñar.
2Se nos llenaba de risas la boca,
la lengua, de cantares de alegría. Entonces se decía entre las naciones: «El Señor ha hecho con ellos cosas grandes».
la lengua, de cantares de alegría. Entonces se decía entre las naciones: «El Señor ha hecho con ellos cosas grandes».
3El Señor ha hecho con nosotros cosas grandes:
estamos llenos de alegría.
estamos llenos de alegría.
4Haz volver, Señor, a nuestros cautivos
como los torrentes del Négueb.
como los torrentes del Négueb.
5Los que siembran con lágrimas
cosechan entre cantares de alegría.
cosechan entre cantares de alegría.
Evangelio
Mateo 10:16-25
16»Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Por eso, sed sagaces como las serpientes y sencillos como las palomas.
17Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en sus sinagogas,
18y seréis llevados ante los gobernadores y reyes por causa mía, para que deis testimonio ante ellos y los gentiles.
19Pero cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué debéis decir; porque en aquel momento se os comunicará lo que vais a decir.
20Pues no sois vosotros los que vais a hablar, sino que será el Espíritu de vuestro Padre quien hable en vosotros.
21Entonces el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres para hacerles morir.
22Y seréis odiados por causa de mi nombre; pero quien persevere hasta el fin, ése será salvado.
23Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra; en verdad os digo que no acabaréis las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del Hombre.
24No está el discípulo por encima del maestro, ni el siervo por encima de su señor.
25Al discípulo le basta llegar a ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al amo de la casa le han llamado Beelzebul, cuánto más a los de su misma casa.