Misa Diaria y Lecturas

¿No puede asistir a la Santa Misa? EWTN le ofrece las lecturas del día para permitirle seguir la Misa diaria en su transmisión por televisión. Las lecturas también son ideales para hallar tiempo durante el día para la reflexión espiritual. Escuche, vea o lea desde la comodidad de su hogar. Esta página incluye las lecturas del día y videos en línea, un recurso para todo el que desee vivir la vida de fe que agrada a nuestro Señor.

Sábado 19 de abril de 2025

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Vigilia Pascual en la Noche Santa

Divine Mercy Novena Day 2; Gloria with bells

Primera Lectura

Primera Opción
Segunda Opción

Génesis 1:1--2:2

1
1En el principio creó Dios el cielo y la tierra.
2La tierra era caos y vacío, la tiniebla cubría la faz del abismo y el espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de las aguas.
3Dijo Dios:
—Haya luz. Y hubo luz.
4Vio Dios que la luz era buena, y separó Dios la luz de la tiniebla.
5Dios llamó a la luz día, y a la tiniebla llamó noche. Hubo tarde y hubo mañana: día primero.
6Dijo Dios:
—Haya un firmamento en medio de las aguas que separe unas aguas de las otras.
7Dios hizo el firmamento y separó las aguas de debajo del firmamento de las aguas de encima del firmamento. Y así fue.
8Dios llamó al firmamento cielo. Hubo tarde y hubo mañana: día segundo.
9Dijo Dios:
—Que se reúnan las aguas de debajo del cielo en un solo lugar, y aparezca lo seco. Y así fue.
10Llamó Dios a lo seco tierra, y a la reunión de aguas la llamó mares. Y vio Dios que era bueno.
11Dijo Dios:
—Produzca la tierra hierba verde, plantas con semilla, y árboles frutales sobre la tierra que den fruto según su especie, con semilla dentro. Y así fue.
12La tierra produjo hierba verde, plantas con semilla según su especie, y árboles que dan fruto con semilla, según su especie. Y vio Dios que era bueno.
13Hubo tarde y hubo mañana: día tercero.
14Dijo Dios:
—Haya lumbreras en el firmamento del cielo para separar el día de la noche, y que sirvan de señales para las estaciones, los días y los años;
15que haya lumbreras en el firmamento del cielo para alumbrar la tierra.
Y así fue.
16Dios hizo las dos grandes lumbreras —la lumbrera mayor para regir el día, y la lumbrera menor para regir la noche— y las estrellas.
17Y Dios las puso en el firmamento de los cielos para alumbrar la tierra,
18para regir el día y la noche, y para separar la luz de la oscuridad. Y vio Dios que era bueno.
19Hubo tarde y hubo mañana: día cuarto.
20Dijo Dios:
—Que las aguas se llenen de seres vivos, y que vuelen las aves sobre la tierra surcando el firmamento del cielo.
21Y Dios creó los grandes cetáceos y todos los seres vivos que serpean y llenan las aguas según su especie, y todas las aves aladas según su especie. Y vio Dios que era bueno.
22Y los bendijo Dios diciendo:
—Creced, multiplicaos y llenad las aguas de los mares; y que las aves se multipliquen en la tierra.
23Hubo tarde y hubo mañana: día quinto.
24Dijo Dios:
—Produzca la tierra seres vivos según su especie, ganados, reptiles y animales salvajes según su especie. Y así fue.
25Dios hizo los animales salvajes según su especie, los ganados según su especie y todos los reptiles del campo según su especie. Y vio Dios que era bueno.
26Dijo Dios:
—Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza. Que dominen sobre los peces del mar, las aves del cielo, los ganados, sobre todos los animales salvajes y todos los reptiles que se mueven por la tierra.
27Y creó Dios al hombre a su imagen,
a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó.
28Y los bendijo Dios, y les dijo:
—Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que reptan por la tierra.
29Y dijo Dios:
—He aquí que os he dado todas las plantas portadoras de semilla que hay en toda la superficie de la tierra, y todos los árboles que dan fruto con semilla; esto os servirá de alimento.
30A todas las fieras, a todas las aves del cielo y a todos los reptiles de la tierra, a todo ser vivo, la hierba verde le servirá de alimento. Y así fue.
31Y vio Dios todo lo que había hecho; y he aquí que era muy bueno. Hubo tarde y hubo mañana: día sexto.
2
1Y quedaron concluidos el cielo, la tierra y todo su ornato.
2Terminó Dios en el día séptimo la obra que había hecho, y descansó en el día séptimo de toda la obra que había hecho.

Génesis 1:1, 26-31

1En el principio creó Dios el cielo y la tierra.
26Dijo Dios:
—Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza. Que dominen sobre los peces del mar, las aves del cielo, los ganados, sobre todos los animales salvajes y todos los reptiles que se mueven por la tierra.
27Y creó Dios al hombre a su imagen,
a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó.
28Y los bendijo Dios, y les dijo:
—Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que reptan por la tierra.
29Y dijo Dios:
—He aquí que os he dado todas las plantas portadoras de semilla que hay en toda la superficie de la tierra, y todos los árboles que dan fruto con semilla; esto os servirá de alimento.
30A todas las fieras, a todas las aves del cielo y a todos los reptiles de la tierra, a todo ser vivo, la hierba verde le servirá de alimento. Y así fue.
31Y vio Dios todo lo que había hecho; y he aquí que era muy bueno. Hubo tarde y hubo mañana: día sexto.

Primer Salmo

Primera Opción
Segunda Opción

Salmo 104:1-2, 5-6, 10, 12-14, 24, 35

1Bendice, alma mía, al Señor.
¡Señor, Dios mío, qué grande eres! Te vistes de majestad y esplendor.
2Te envuelves de luz como de un manto,
extiendes los cielos como una tienda.
5Asentaste la tierra sobre sus bases:
no vacilará jamás.
6El abismo la cubría como un vestido;
sobre los montes permanecían las aguas;
10Tú haces afluir las fuentes en los arroyos,
y a través de los montes se abren camino las aguas.
12Sobre ellas habitan las aves del cielo,
que emiten sus trinos entre la fronda.
13Tú, de tus altas cámaras, irrigas los montes:
del fruto de tus obras se sacia la tierra.
14Haces germinar hierba para el ganado,
y plantas para que sirvan al hombre y pueda sacar el pan de la tierra,
24¡Qué numerosas son tus obras, Señor!
Todas las hiciste con sabiduría. Llena está la tierra de tus criaturas.
35Que desaparezcan de la tierra los pecadores,
que no existan más los impíos. Bendice, alma mía, al Señor. ¡Aleluya! 

Salmo 33:4-7, 12-13, 20-22

4La palabra del Señor es recta,
y hace con fidelidad todas sus obras.
5Él ama la justicia y el derecho:
la tierra está llena de su misericordia.
6Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos,
y por el aliento de su boca todos sus ejércitos.
7Reunió las aguas del mar como en un odre,
metió en depósitos las aguas del abismo.
12Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que Él se eligió como heredad.
13El Señor mira desde los cielos,
ve a todos los hijos de Adán.
20Nuestra alma espera en el Señor,
Él es nuestro socorro y nuestro escudo;
21en Él se alegra nuestro corazón,
en su santo Nombre confiamos.
22Que tu misericordia, Señor, esté sobre nosotros,
que hemos puesto en Ti nuestra esperanza. 

Segunda Lectura

Primera Opción
Segunda Opción

Génesis 22:1-18

1Después de estos sucesos, Dios puso a prueba a Abrahán. Y le llamó:
—¡Abrahán! Éste respondió: —Aquí estoy.
2Entonces le dijo:
—Toma a tu hijo, a tu único hijo, al que tú amas, a Isaac, y vete a la región de Moria. Allí lo ofrecerás en sacrificio, sobre un monte que yo te indicaré.
3Muy de mañana Abrahán se levantó, aparejó su asno, se llevó consigo a dos siervos y a su hijo Isaac, cortó la leña del sacrificio, se puso en camino y se dirigió al lugar que le había dicho Dios.
4Al tercer día, Abrahán alzó la vista y divisó el lugar a lo lejos.
5Entonces dijo Abrahán a sus siervos:
—Quedaos aquí con el asno mientras el muchacho y yo vamos hasta allí para adorar a Dios; luego volveremos con vosotros.
6Tomó Abrahán la leña del sacrificio y se la cargó a su hijo Isaac, mientras él llevaba en la mano el fuego y el cuchillo; y se pusieron en marcha los dos juntos.
7Isaac dijo a su padre Abrahán:
—¡Padre! Él respondió: —Sí, hijo mío. Y el muchacho preguntó: —Aquí está el fuego y la leña, pero ¿dónde está el cordero para el sacrificio?
8Respondió Abrahán:
—Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío. Caminando juntos
9llegaron al lugar que Dios le había dicho; construyó allí Abrahán el altar y colocó la leña; luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar encima de la leña.
10Abrahán alargó la mano y empuñó el cuchillo para inmolar a su hijo.
11Pero entonces el ángel del Señor le llamó desde el cielo:
—¡Abrahán, Abrahán! Él contestó: —Aquí estoy.
12Y Dios le dijo:
—No extiendas tu mano hacia el muchacho ni le hagas nada, pues ahora he comprobado que temes a Dios y no me has negado a tu hijo, a tu único hijo.
13Abrahán levantó la vista y vio detrás un carnero enredado en la maleza por los cuernos. Fue Abrahán, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en vez de su hijo.
14Abrahán llamó a aquel lugar «El Señor provee», tal como se dice hoy: «en la montaña del Señor provee».
15El ángel del Señor llamó por segunda vez a Abrahán desde el cielo
16y le dijo:
—Juro por mí mismo, oráculo del Señor, que por haber hecho una cosa así, y no haberme negado a tu hijo, a tu único hijo,
17te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena de las playas; y tu descendencia se adueñará de las ciudades de sus enemigos.
18En tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la tierra porque has obedecido mi voz.

Génesis 22:1-2, 9-13, 15-18

1Después de estos sucesos, Dios puso a prueba a Abrahán. Y le llamó:
—¡Abrahán! Éste respondió: —Aquí estoy.
2Entonces le dijo:
—Toma a tu hijo, a tu único hijo, al que tú amas, a Isaac, y vete a la región de Moria. Allí lo ofrecerás en sacrificio, sobre un monte que yo te indicaré.
9llegaron al lugar que Dios le había dicho; construyó allí Abrahán el altar y colocó la leña; luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar encima de la leña.
10Abrahán alargó la mano y empuñó el cuchillo para inmolar a su hijo.
11Pero entonces el ángel del Señor le llamó desde el cielo:
—¡Abrahán, Abrahán! Él contestó: —Aquí estoy.
12Y Dios le dijo:
—No extiendas tu mano hacia el muchacho ni le hagas nada, pues ahora he comprobado que temes a Dios y no me has negado a tu hijo, a tu único hijo.
13Abrahán levantó la vista y vio detrás un carnero enredado en la maleza por los cuernos. Fue Abrahán, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en vez de su hijo.
15El ángel del Señor llamó por segunda vez a Abrahán desde el cielo
16y le dijo:
—Juro por mí mismo, oráculo del Señor, que por haber hecho una cosa así, y no haberme negado a tu hijo, a tu único hijo,
17te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena de las playas; y tu descendencia se adueñará de las ciudades de sus enemigos.
18En tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la tierra porque has obedecido mi voz.

Segundo Salmo

Salmo 16:5, 8-11

5Señor, Tú eres el lote de mi heredad y de mi copa:
Tú sostienes mi parte.
8Pongo ante mí al Señor sin cesar;
con Él a mi derecha, no vacilo.
9Por eso se alegra mi corazón,
se goza mi alma, hasta mi carne descansa en la esperanza.
10Porque no abandonarás mi alma en el sheol,
ni dejarás a tu fiel ver la corrupción.
11Me enseñas la senda de la vida,
saciedad de gozo en tu presencia, dicha perpetua a tu derecha. 

Tercera Lectura

Éxodo 14:15--15:1

14
15El Señor dijo a Moisés:
—¿Por qué clamas hacia mí? Di a los hijos de Israel que se pongan en camino.
16Y tú, alza tu bastón y extiende tu mano hacia el mar y divídelo para que los hijos de Israel pasen por medio del mar como por tierra seca.
17Yo, por mi parte, voy a endurecer el corazón de los egipcios para que entren tras ellos; así manifestaré mi gloria a costa del Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de sus guerreros.
18Y sabrán los egipcios que yo soy el Señor, cuando yo muestre mi gloria a costa del Faraón, de sus carros y de sus guerreros.
19El ángel de Dios, que iba delante del campamento de Israel, se puso en marcha y se situó tras ellos. Se puso en marcha también la columna de nube que iba delante de ellos y se situó detrás,
20interponiéndose entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel; la nube era tan oscura por un lado y tan luminosa por otro, que no pudieron acercarse unos a otros en toda la noche.
21Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor, mediante un viento solano que sopló toda la noche, empujó el mar hasta que se secó, y se dividieron las aguas.
22Los hijos de Israel entraron por medio del mar como por lo seco y las aguas formaban como una muralla a derecha e izquierda.
23Los egipcios los persiguieron con todos los caballos del Faraón, los carros y los guerreros, entrando tras ellos hasta el medio del mar.
24Al romper el alba el Señor observó desde la columna de nube y fuego los campamentos de los egipcios y los desbarató.
25Hizo que se trabaran las ruedas de sus carros, de modo que avanzaran con dificultad. Entonces los egipcios se dijeron:
—Huyamos de delante de Israel porque el Señor combate a su favor en contra de los egipcios.
26El Señor dijo a Moisés:
—Extiende tu mano sobre el mar y las aguas se volverán sobre los egipcios, sobre sus carros y sus guerreros.
27Extendió Moisés su mano sobre el mar y éste volvió a su estado habitual al rayar el día. Los egipcios al huir, se encontraron con las aguas y así el Señor precipitó a los egipcios al medio del mar.
28Las aguas volvieron, y cubrieron los carros y los guerreros de todo el ejército del Faraón, que había entrado tras ellos en el mar. No escapó ni uno solo.
29Los hijos de Israel pasaron por medio del mar como por lo seco y las aguas formaban como una muralla a derecha e izquierda.
30Así el Señor salvó aquel día a Israel de la mano de los egipcios, e Israel pudo ver a los egipcios muertos a la orilla del mar.
31Israel vio la mano poderosa con la que el Señor trató a Egipto, y el pueblo temió al Señor y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo.
15
1Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este cántico al Señor. Y decían:
—Quiero cantar al Señor, vencedor excelso: caballos y caballeros al mar ha precipitado.

Tercer Salmo

Éxodo 15:1-6, 17-18

1Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este cántico al Señor. Y decían:
—Quiero cantar al Señor, vencedor excelso: caballos y caballeros al mar ha precipitado.
2El Señor es mi fuerza y mi vigor,
Él me ha salvado. Él es mi Dios, quiero alabarlo; el Dios de mi padre, quiero ensalzarlo.
3El Señor es un fuerte guerrero,
su nombre es el Señor.
4Los carros del Faraón, todo su ejército,
los ha precipitado en el mar; los mejores guerreros bajo el Mar Rojo han sucumbido.
5Los ha sepultado el abismo,
como piedras llegaron hasta el fondo.
6Tu diestra, Señor, reverbera en su poder;
tu diestra, Señor, doblega al enemigo.
17Los llevarás y los plantarás en el monte de tu heredad,
el lugar que tú, Señor, te has preparado como trono, en el Santuario que han fundado tus manos, Señor.
18El Señor reina por siempre jamás.

Cuarta Lectura

Isaías 54:5-14

5Porque será esposo tuyo tu Hacedor,
cuyo Nombre es el Señor de los ejércitos, y Redentor tuyo, el Santo de Israel, que se llama Dios de toda la tierra.
6Como a mujer abandonada y afligida de espíritu
te ha llamado el Señor. La esposa de la juventud ¿cómo va a ser repudiada? —dice tu Dios—.
7Por un breve instante te abandoné,
pero con grandes ternuras te recogeré.
8En un arrebato de ira
te oculté mi rostro un momento, pero con amor eterno me he apiadado de ti, dice tu Redentor, el Señor.
9Esto es para Mí como en los días de Noé:
como juré que las aguas de Noé no inundarían más la tierra, así juro no enojarme contigo ni amenazarte.
10Aunque se aparten los montes
y vacilen las colinas, mi amor no se apartará de ti, ni vacilará mi alianza de paz, dice el que se apiada de ti, el Señor.
11¡Pobrecilla, azotada por la tempestad y desconsolada!
Mira que voy a asentar tus piedras en azabache y tus cimientos sobre zafiros.
12Te pondré almenas de rubí,
tus puertas de cuarzo y todas tus murallas de piedras preciosas.
13Todos tus hijos serán discípulos del Señor,
y será grande la paz de tus hijos.
14Estarás cimentada en la justicia,
lejos de la opresión, que no habrás de temer, y del terror, que no se te acercará.

Cuarto Salmo

Salmo 30:2, 4-6, 11-13

2Te ensalzaré, Señor, porque me has librado,
no has dejado a mis enemigos alegrarse a mi costa.
4Señor, sacaste mi alma del sheol,
me hiciste revivir cuando bajaba a la tumba.
5Entonad, fieles, salmos al Señor,
alabad su santo Nombre,
6porque su ira dura un instante,
su bondad, toda la vida; al atardecer se hospeda el llanto, al amanecer, el júbilo.
11Escucha, Señor, ten piedad de mí.
Señor, sé mi socorro.
12Has cambiado mi llanto en danza,
has desatado mi saco y me has vestido de alegría.
13Por eso mi corazón te entona salmos sin cesar.
Señor, Dios mío, te alabaré por siempre. 

Quinta Lectura

Isaías 55:1-11

1¡Todos los sedientos, venid a las aguas! Y los que no tengáis dinero, ¡venid!
Comprad y comed. Venid. Comprad, sin dinero y sin nada a cambio, vino y leche.
2¿Por qué gastáis dinero en lo que no es pan,
y vuestros salarios en lo que no sacia? Escuchadme con atención y comeréis cosa buena, y os deleitaréis con manjares substanciosos.
3Prestad oído y venid a Mí.
Escuchad y vivirá vuestra alma. Sellaré con vosotros una alianza eterna, las misericordias fieles prometidas a David.
4Mirad: lo he constituido testigo para los pueblos,
jefe y maestro de las naciones.
5Llamarás a una nación que no conocías;
naciones que no te conocían correrán hacia ti, por el Señor, tu Dios, por el Santo de Israel que te ha enaltecido.
6Buscad al Señor mientras se le puede encontrar.
Invocadle mientras está cerca.
7Que el impío deje su camino,
y el hombre inicuo sus pensamientos; que se convierta al Señor y se compadecerá de él, a nuestro Dios, que es pródigo en perdonar.
8Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos,
ni vuestros caminos, mis caminos —oráculo del Señor—.
9Tan elevados como son los cielos sobre la tierra,
así son mis caminos sobre vuestros caminos y mis pensamientos sobre vuestros pensamientos.
10Como la lluvia y la nieve descienden de los cielos,
y no vuelven allá, sino que riegan la tierra, la fecundan, la hacen germinar, y dan simiente al sembrador y pan a quien ha de comer,
11así será la palabra que sale de mi boca:
no volverá a mí de vacío, sino que hará lo que Yo quiero y realizará la misión que le haya confiado.

Quinto Salmo

Read when baptism is not celebrated

Isaías 12:2-6

2Éste es el Dios de mi salvación:
confío y no temo, porque el Señor es mi fuerza y mi canción, y Él me ha salvado».
3Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación;
4y aquel día diréis:
«Alabad al Señor, invocad su Nombre, contad a los pueblos sus hazañas, recordad que su Nombre es excelso.
5Cantad al Señor, porque ha hecho proezas
¡que sean conocidas en toda la tierra!
6¡Exulta y grita de júbilo, tú que habitas en Sión,
que es grande en medio de ti el Santo de Israel!».

Sexta Lectura

Baruc 3:9-15, 32--4:4

3
9Escucha, Israel, los mandamientos de vida,
prestad oído para aprender la prudencia.
10¿Por qué, Israel, por qué estás en tierra enemiga?
Has envejecido en tierra extranjera,
11te has contaminado con los muertos,
eres contado con los que bajan al hades.
12¡Has abandonado la fuente de la sabiduría!
13Si hubieras andado por el camino de Dios,
habitarías para siempre en paz.
14Aprende dónde está la prudencia,
dónde la fortaleza, dónde la sensatez, para conocer juntamente dónde están la longevidad y la vida, dónde la luz de los ojos y la paz.
15¿Quién encontró el lugar donde reside,
quién entró donde están sus tesoros?
32Pero Aquel que todo lo sabe, la conoce,
y la encontró con su entendimiento; Aquel que asentó la tierra para siempre y la llenó de bestias cuadrúpedas;
33Aquel que envía la luz, y ésta viaja,
la llama, y obedece con temblor.
34Las estrellas resplandecen en sus puestos
y se alegran;
35las llama y dicen: «Aquí estamos»;
resplandecen con alegría para su Hacedor.
36Éste es nuestro Dios,
no hay otro que pueda comparársele.
37Él encontró todos los caminos de la ciencia
y la concedió a Jacob, su siervo, a Israel, su amado.
38Luego, fue vista sobre la tierra
y ha convivido entre los hombres.
4
1Ella es el libro de los mandamientos de Dios y la Ley que permanece para siempre.
Todos los que la observen tendrán vida, los que la abandonen morirán.
2Conviértete, Jacob, y aférrala,
camina al resplandor de su luz.
3No des a otro tu gloria,
ni tus privilegios a una nación extranjera.
4¡Dichosos somos nosotros, Israel,
porque nos ha sido revelado lo que place a Dios!

Sexto Salmo

Salmo 19:8-11

8La Ley del Señor es perfecta; reconforta el alma.
El mandato del Señor es firme, instruye al sencillo.
9Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón. Los mandamientos del Señor son puros, dan luz a los ojos.
10El temor del Señor es limpio,
dura por siempre. Los juicios del Señor son veraces, son enteramente justos,
11más preciosos que el oro, que el oro más fino,
más dulces que la miel que destila el panal.

Séptima Lectura

Ezequiel 36:16-28

16Me fue dirigida la palabra del Señor, diciendo:
17—Hijo de hombre, cuando la casa de Israel habitaba sobre su tierra, la hicieron impura con su conducta y sus acciones. Su conducta era en mi presencia como la mancha de una mujer en menstruación.
18Entonces derramé mi cólera sobre ellos por la sangre que habían derramado sobre el país, por los ídolos que lo habían contaminado.
19Los dispersé entre las naciones y los esparcí entre los pueblos. Dicté sentencia contra ellos según su conducta y sus acciones.
20Llegaron a las naciones en las que entraron y profanaron mi santo Nombre, porque decían de ellos: «Éstos son el pueblo del Señor; han salido de su tierra».
21Pero he tenido compasión por mi santo Nombre, que la casa de Israel profanaba entre las naciones a las que llegaron.
22»Por eso, di a la casa de Israel: «Esto dice el Señor Dios: “No hago esto por vosotros, casa de Israel, sino por mi santo Nombre, profanado entre las naciones a las que habéis llegado.
23Voy a santificar mi gran Nombre, que ha sido profanado entre las naciones, porque lo habéis profanado en medio de ellas. Y sabrán las naciones que Yo soy el Señor, oráculo del Señor Dios, cuando ante sus ojos haga resplandecer mi santidad en vosotros.
24Voy a tomaros de entre las naciones, voy a reuniros de entre los pueblos y os haré entrar en vuestra tierra.
25»Rociaré sobre vosotros agua pura y quedaréis purificados de todas vuestras impurezas. De todos vuestros ídolos voy a purificaros.
26Os daré un corazón nuevo y pondré en vuestro interior un espíritu nuevo. Arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne.
27Pondré mi espíritu en vuestro interior y haré que caminéis según mis preceptos, y guardaréis y cumpliréis mis normas.
28Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo y Yo seré vuestro Dios.

Séptimo Salmo

Primera Opción
Segunda Opción
Tercera Opción
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Salmo 42:3, 5; 43:3-4

42
3Mi alma está sedienta de Dios, del Dios vivo.
¿Cuándo podré ir a ver el rostro de Dios?
5Recordando estas cosas me lleno de nostalgia:
¡cómo marchaba en el cortejo y desfilaba hacia la Casa de Dios, entre clamores de júbilo y de alabanza, en medio de la multitud en fiesta!
43
3Envía tu luz y tu verdad;
que ellas me guíen y me conduzcan a tu monte santo, a tus moradas;
4Y me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría y de mi gozo, y te alabaré con la cítara, ¡oh Dios, Dios mío!
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Isaías 12:2-6

2Éste es el Dios de mi salvación:
confío y no temo, porque el Señor es mi fuerza y mi canción, y Él me ha salvado».
3Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación;
4y aquel día diréis:
«Alabad al Señor, invocad su Nombre, contad a los pueblos sus hazañas, recordad que su Nombre es excelso.
5Cantad al Señor, porque ha hecho proezas
¡que sean conocidas en toda la tierra!
6¡Exulta y grita de júbilo, tú que habitas en Sión,
que es grande en medio de ti el Santo de Israel!».
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Salmo 51:12-15, 18-19

12Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva en mi interior un espíritu firme.
13No me arrojes de tu presencia,
ni me retires tu santo Espíritu.
14Devuélveme el gozo de tu salvación
y afírmame con un espíritu noble.
15Enseñaré a los malvados tus caminos,
y se convertirán a Ti los pecadores.
18No te complaces en los sacrificios,
y si te ofreciera un holocausto, no te agradaría.
19El sacrificio grato a Dios es un espíritu contrito:
un corazón contrito y humillado, Dios mío, no lo desprecias.

Octava Lectura

Romanos 6:3-11

3¿No sabéis que cuantos hemos sido bautizados en Cristo Jesús hemos sido bautizados para unirnos a su muerte?
4Pues fuimos sepultados juntamente con él mediante el bautismo para unirnos a su muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros caminemos en una vida nueva.
5Porque si hemos sido injertados en él con una muerte como la suya, también lo seremos con una resurrección como la suya,
6sabiendo esto: que nuestro hombre viejo fue crucificado con él, para que fuera destruido el cuerpo del pecado, a fin de que ya nunca más sirvamos al pecado.
7Quien muere queda libre del pecado.
8Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él,
9porque sabemos que Cristo, resucitado de entre los muertos, ya no muere más: la muerte ya no tiene dominio sobre él.
10Porque lo que murió, murió de una vez para siempre al pecado; pero lo que vive, vive para Dios.
11De la misma manera, también vosotros debéis consideraros muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.

Octavo Salmo

Salmo 118:1-2, 16-17, 22-23

1¡Aleluya!
Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
2Diga Israel: «El Señor es bueno.
Eterna es su misericordia».
16la diestra del Señor se ha alzado,
la diestra del Señor hace proezas».
17No he de morir, viviré
para anunciar las obras del Señor.
22La piedra que desecharon los constructores
ésta ha llegado a ser la piedra angular.
23Es el Señor quien ha hecho esto
y es admirable a nuestros ojos.

Evangelio

Lucas 24:1-12

1El día siguiente al sábado, todavía muy de mañana, llegaron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado;
2y se encontraron con que la piedra había sido removida del sepulcro.
3Pero al entrar, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús.
4Estaban desconcertadas por este motivo, cuando se les presentaron dos varones con vestidura refulgente.
5Como estaban llenas de temor y con los rostros inclinados hacia tierra, ellos les dijeron:
—¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?
6No está aquí, sino que ha resucitado; recordad cómo os habló cuando aún estaba en Galilea
7diciendo que convenía que el Hijo del Hombre fuera entregado en manos de hombres pecadores, y fuera crucificado y resucitase al tercer día.
8Entonces ellas se acordaron de sus palabras.
9Y al regresar del sepulcro anunciaron todo esto a los once y a todos los demás.
10Eran María Magdalena, Juana y María la de Santiago; también las otras que estaban con ellas contaban estas cosas a los apóstoles.
11Y les pareció como un desvarío lo que contaban, y no les creían.
12Pedro, no obstante, se levantó y echó a correr hacia el sepulcro; y al inclinarse vio sólo los lienzos. Entonces se marchó a casa, admirándose de lo ocurrido.