Misa Diaria y Lecturas
¿No puede asistir a la Santa Misa? EWTN le ofrece las lecturas del día para permitirle seguir la Misa diaria en su transmisión por televisión. Las lecturas también son ideales para hallar tiempo durante el día para la reflexión espiritual. Escuche, vea o lea desde la comodidad de su hogar. Esta página incluye las lecturas del día y videos en línea, un recurso para todo el que desee vivir la vida de fe que agrada a nuestro Señor.
Viernes 9 de mayo de 2025
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El Padre Joseph Mary Wolfe dice: «Hemos integrado este pequeño cuadernillo para ti, para ayudarte a unirte a la Iglesia Universal en todo el mundo a cantar las alabanzas del Señor mientras rezamos y cantamos juntos, unidos en el Sagrado Sacrificio de la Misa por EWTN».

Feria de Pascua
Primera Lectura
Hechos 9:1-20
1Saulo, respirando todavía amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, se presentó ante el sumo sacerdote
2y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, con el fin de llevar detenidos a Jerusalén a cuantos encontrara, hombres y mujeres, seguidores del Camino.
3Pero mientras se dirigía allí, al acercarse a Damasco, de repente le envolvió de resplandor una luz del cielo.
4Cayó al suelo y oyó una voz que le decía:
—Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
—Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
5Respondió:
—¿Quién eres tú, Señor? Y él: —Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
—¿Quién eres tú, Señor? Y él: —Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
6Levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que tienes que hacer.
7Los hombres que le acompañaban se detuvieron estupefactos, puesto que oían la voz pero no veían a nadie.
8Se levantó Saulo del suelo y, aunque tenía abiertos los ojos, no veía nada. Le condujeron de la mano a Damasco,
9donde estuvo tres días sin vista y sin comer ni beber.
10Había en Damasco un discípulo, de nombre Ananías, a quien el Señor habló en una visión:
—¡Ananías! Él respondió: —Aquí estoy, Señor.
—¡Ananías! Él respondió: —Aquí estoy, Señor.
11El Señor le dijo:
—Levántate y vete a la calle que se llama Recta, y busca en casa de Judas a uno de Tarso, de nombre Saulo, que está orando
—Levántate y vete a la calle que se llama Recta, y busca en casa de Judas a uno de Tarso, de nombre Saulo, que está orando
12—y vio Saulo en una visión que un hombre llamado Ananías entraba y le imponía las manos, para que recobrase la vista.
13—Señor —respondió Ananías—, he oído a muchos cuánto mal ha causado este hombre a tus santos en Jerusalén,
14y que tiene aquí poderes de los príncipes de los sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre.
15El Señor le dijo:
—Vete, porque éste es mi instrumento elegido para llevar mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel.
—Vete, porque éste es mi instrumento elegido para llevar mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel.
16Yo le mostraré lo que deberá sufrir a causa de mi nombre.
17Marchó Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y dijo:
—Saulo, hermano, me ha enviado el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, para que recobres la vista y te llenes del Espíritu Santo.
—Saulo, hermano, me ha enviado el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, para que recobres la vista y te llenes del Espíritu Santo.
18Al instante cayeron de sus ojos una especie de escamas y recobró la vista; se levantó y fue bautizado,
19y tomando algo de comer recuperó las fuerzas.
Estuvo algunos días con los discípulos que había en Damasco,
Estuvo algunos días con los discípulos que había en Damasco,
20y enseguida empezó a predicar a Jesús en las sinagogas:
—Éste es el Hijo de Dios.
—Éste es el Hijo de Dios.
Salmo Responsorial
Salmo 117:1-2
1¡Aleluya!
Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos.
Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos.
2Porque firme es con nosotros su misericordia,
la fidelidad del Señor permanece para siempre.
la fidelidad del Señor permanece para siempre.
Evangelio
Juan 6:52-59
52Los judíos se pusieron a discutir entre ellos:
—¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
—¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
53Jesús les dijo:
—En verdad, en verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros.
—En verdad, en verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros.
54El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día.
55Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.
56El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
57Igual que el Padre que me envió vive y yo vivo por el Padre, así, aquel que me come vivirá por mí.
58Éste es el pan que ha bajado del cielo, no como el que comieron los padres y murieron: quien come este pan vivirá eternamente.
59Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Cafarnaún.