Misa Diaria y Lecturas
¿No puede asistir a la Santa Misa? EWTN le ofrece las lecturas del día para permitirle seguir la Misa diaria en su transmisión por televisión. Las lecturas también son ideales para hallar tiempo durante el día para la reflexión espiritual. Escuche, vea o lea desde la comodidad de su hogar. Esta página incluye las lecturas del día y videos en línea, un recurso para todo el que desee vivir la vida de fe que agrada a nuestro Señor.
Sábado 31 de enero de 2026
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El Padre Joseph Mary Wolfe dice: «Hemos integrado este pequeño cuadernillo para ti, para ayudarte a unirte a la Iglesia Universal en todo el mundo a cantar las alabanzas del Señor mientras rezamos y cantamos juntos, unidos en el Sagrado Sacrificio de la Misa por EWTN».

San Juan Bosco, Presbítero (Memoria)
Primera Opción
Segunda Opción
Primera Lectura
2 Samuel 12:1-7, 10-17
1El Señor envió a Natán ante David y cuando llegó a su presencia le dijo:
—Había dos hombres en una ciudad, uno rico y otro pobre.
—Había dos hombres en una ciudad, uno rico y otro pobre.
2El rico tenía ovejas y bueyes en abundancia.
3El pobre no tenía más que una corderilla que había comprado y criado; crecía junto a él y con sus hijos, comiendo de su mismo pan, bebiendo de su mismo vaso y durmiendo en su regazo. Era para él como una hija.
4Vino una vez un huésped a casa del rico y le dio pena tomar una de sus ovejas o de sus vacas para honrar al recién llegado; así que robó la corderilla al hombre pobre y se la preparó al viajero.
5Se encendió la ira de David contra aquel hombre y dijo a Natán:
—Vive el Señor, que el que haya hecho tal cosa es reo de muerte;
—Vive el Señor, que el que haya hecho tal cosa es reo de muerte;
6y por haber actuado de esa manera, sin tener compasión, habrá de pagar cuatro veces por la corderilla.
7Dijo entonces Natán a David:
—Tú eres ese hombre. Así dice el Señor, Dios de Israel: «Yo te he ungido como rey de Israel; Yo te he librado de la mano de Saúl;
—Tú eres ese hombre. Así dice el Señor, Dios de Israel: «Yo te he ungido como rey de Israel; Yo te he librado de la mano de Saúl;
10Por todo esto, por haberme despreciado y haber tomado como esposa la mujer de Urías, el hitita, la espada no se apartará nunca de tu casa».
11Así dice el Señor: «Suscitaré el mal en tu casa; ante tus ojos te quitaré tus mujeres y se las daré a otro que dormirá con ellas a la luz del sol que vemos.
12Tú lo has hecho en secreto. Yo lo haré a la vista de todo Israel y a la luz del sol».
13David dijo a Natán:
—He pecado contra el Señor. Natán le respondió: —El Señor ya ha perdonado tu pecado. No morirás.
—He pecado contra el Señor. Natán le respondió: —El Señor ya ha perdonado tu pecado. No morirás.
14Pero, por haber ofendido al Señor con esta acción, el hijo que te ha nacido morirá.
15Y Natán se volvió a su casa.
El Señor hirió al niño que la mujer de Urías le había dado a David, y cayó gravemente enfermo.
El Señor hirió al niño que la mujer de Urías le había dado a David, y cayó gravemente enfermo.
16David rogó al Señor por el niño, ayunó y se encerró pasando las noches acostado en el suelo.
17Los ancianos de su casa le insistían para que se levantara del suelo, pero él no quiso y no probó bocado con ellos.
Salmo Responsorial
Salmo 51:12-17
12Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva en mi interior un espíritu firme.
y renueva en mi interior un espíritu firme.
13No me arrojes de tu presencia,
ni me retires tu santo Espíritu.
ni me retires tu santo Espíritu.
14Devuélveme el gozo de tu salvación
y afírmame con un espíritu noble.
y afírmame con un espíritu noble.
15Enseñaré a los malvados tus caminos,
y se convertirán a Ti los pecadores.
y se convertirán a Ti los pecadores.
16Líbrame de la sangre, Dios mío,
Dios de mi salvación; mi lengua anunciará tu justicia.
Dios de mi salvación; mi lengua anunciará tu justicia.
17Señor, abre mis labios
y mi boca proclamará tu alabanza.
y mi boca proclamará tu alabanza.
Evangelio
Marcos 4:35-41
35Aquel día, llegada la tarde, les dice:
—Crucemos a la otra orilla.
—Crucemos a la otra orilla.
36Y, despidiendo a la muchedumbre, le llevaron en la barca tal como estaba. Y le acompañaban otras barcas.
37Y se levantó una gran tempestad de viento, y las olas se echaban encima de la barca, hasta el punto de que la barca ya se inundaba.
38Él estaba en la popa durmiendo sobre un cabezal. Entonces le despiertan, y le dicen:
—Maestro, ¿no te importa que perezcamos?
—Maestro, ¿no te importa que perezcamos?
39Y, puesto en pie, increpó al viento y dijo al mar:
—¡Calla, enmudece! Y se calmó el viento y sobrevino una gran calma.
—¡Calla, enmudece! Y se calmó el viento y sobrevino una gran calma.
40Entonces les dijo:
—¿Por qué os asustáis? ¿Todavía no tenéis fe?
—¿Por qué os asustáis? ¿Todavía no tenéis fe?
41Y se llenaron de gran temor y se decían unos a otros:
—¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?
—¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?
Primera Lectura
Filipenses 4:4-9
4Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos.
5Que vuestra comprensión sea patente a todos los hombres. El Señor está cerca.
6No os preocupéis por nada; al contrario: en toda oración y súplica, presentad a Dios vuestras peticiones con acción de gracias.
7Y la paz de Dios que supera todo entendimiento custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
8Por lo demás, hermanos, cuanto hay de verdadero, de honorable, de justo, de íntegro, de amable y de encomiable; todo lo que sea virtuoso y digno de alabanza, tenedlo en estima.
9Lo que aprendisteis y recibisteis, lo que oísteis y visteis en mí, ponedlo por obra; y el Dios de la paz estará con vosotros.
Salmo Responsorial
Salmo 103:1-4, 8-9, 13-14, 17-18
1De David.
Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su Nombre santo.
Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su Nombre santo.
2Bendice, alma mía, al Señor,
no olvides ninguno de sus beneficios.
no olvides ninguno de sus beneficios.
3Él es quien perdona tus culpas,
quien sana tus enfermedades.
quien sana tus enfermedades.
4Quien rescata tu vida de la fosa,
quien te corona de misericordia y compasión.
quien te corona de misericordia y compasión.
8El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en misericordia.
lento a la ira y rico en misericordia.
9No dura siempre su querella,
ni guarda rencor perpetuamente.
ni guarda rencor perpetuamente.
13Como se apiada un padre de sus hijos,
así el Señor tiene piedad de los que le temen.
así el Señor tiene piedad de los que le temen.
14Pues Él conoce de qué estamos hechos,
recuerda que somos polvo.
recuerda que somos polvo.
17Pero la misericordia del Señor dura desde siempre
y para siempre con los que le temen; y su justicia, con los hijos de los hijos,
y para siempre con los que le temen; y su justicia, con los hijos de los hijos,
18con los que guardan su alianza
y recuerdan sus mandatos y los cumplen.
y recuerdan sus mandatos y los cumplen.
Evangelio
Mateo 18:1-5
1En aquella ocasión se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
—¿Quién es pues el mayor en el Reino de los Cielos?
—¿Quién es pues el mayor en el Reino de los Cielos?
2Entonces llamó a un niño, lo puso en medio de ellos
3y dijo:
—En verdad os digo: si no os convertís y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos.
—En verdad os digo: si no os convertís y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos.
4Pues todo el que se humille como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos;
5y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe.