Misa Diaria y Lecturas
¿No puede asistir a la Santa Misa? EWTN le ofrece las lecturas del día para permitirle seguir la Misa diaria en su transmisión por televisión. Las lecturas también son ideales para hallar tiempo durante el día para la reflexión espiritual. Escuche, vea o lea desde la comodidad de su hogar. Esta página incluye las lecturas del día y videos en línea, un recurso para todo el que desee vivir la vida de fe que agrada a nuestro Señor.
Miércoles 22 de julio de 2026
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El Padre Joseph Mary Wolfe dice: «Hemos integrado este pequeño cuadernillo para ti, para ayudarte a unirte a la Iglesia Universal en todo el mundo a cantar las alabanzas del Señor mientras rezamos y cantamos juntos, unidos en el Sagrado Sacrificio de la Misa por EWTN».

Santa María Magdalena (Fiesta)
Gloria
Primera Opción
Segunda Opción
Primera Lectura
Jeremías 1:1, 4-10
1Palabras de Jeremías, hijo de Jilquías, de los sacerdotes residentes en Anatot, en tierra de Benjamín.
4La palabra del Señor se me dirigió diciendo:
5—Antes de plasmarte en el seno materno, te conocí,
antes de que salieras de las entrañas, te consagré, te constituí en profeta de las naciones.
antes de que salieras de las entrañas, te consagré, te constituí en profeta de las naciones.
6Respondí:
—¡Ay, Señor Dios mío! Si no sé hablar, que soy muy joven.
—¡Ay, Señor Dios mío! Si no sé hablar, que soy muy joven.
7El Señor me contestó:
—No digas que soy muy joven, porque allá donde te envíe, irás, y todo cuanto te ordene, lo dirás.
—No digas que soy muy joven, porque allá donde te envíe, irás, y todo cuanto te ordene, lo dirás.
8No les tengas miedo,
que Yo estoy contigo para librarte —oráculo del Señor—.
que Yo estoy contigo para librarte —oráculo del Señor—.
9El Señor extendió su mano, tocó mi boca, y me dijo:
—Pongo mis palabras en tu boca.
—Pongo mis palabras en tu boca.
10Mira, hoy te he constituido sobre las naciones
y los reinos, para arrancar y abatir, para destruir y arruinar, para edificar y plantar.
y los reinos, para arrancar y abatir, para destruir y arruinar, para edificar y plantar.
Salmo Responsorial
Salmo 71:1-6, 15, 17
1En Ti, Señor, espero,
no quede yo avergonzado para siempre.
no quede yo avergonzado para siempre.
2Por tu justicia, ven en mi auxilio, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí y sálvame.
inclina tu oído hacia mí y sálvame.
3Sé para mí la roca de refugio,
donde acudir de continuo, pues has decretado salvarme, porque Tú eres mi peña, mi fortaleza.
donde acudir de continuo, pues has decretado salvarme, porque Tú eres mi peña, mi fortaleza.
4Dios mío, ponme a salvo de la mano del impío,
de la garra del perverso y opresor
de la garra del perverso y opresor
5Porque Tú eres mi esperanza, Señor, Dios mío,
mi seguridad desde mi niñez.
mi seguridad desde mi niñez.
6En Ti me he apoyado desde el seno materno;
desde las entrañas de mi madre Tú eres mi protector. Para Ti mi alabanza continua.
desde las entrañas de mi madre Tú eres mi protector. Para Ti mi alabanza continua.
15Mi boca proclamará tu justicia,
tu salvación todo el día, aunque no sepa contarlas.
tu salvación todo el día, aunque no sepa contarlas.
17Dios mío, Tú me has instruido desde mi niñez,
y yo he anunciado tus maravillas hasta hoy.
y yo he anunciado tus maravillas hasta hoy.
Evangelio
Juan 20:1-2, 11-18
1El día siguiente al sábado, muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio quitada la piedra del sepulcro.
2Entonces echó a correr, llegó hasta donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, el que Jesús amaba, y les dijo:
—Se han llevado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto.
—Se han llevado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto.
11María estaba fuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro,
12y vio a dos ángeles de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies, donde había sido colocado el cuerpo de Jesús.
13Ellos dijeron:
—Mujer, ¿por qué lloras? —Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto —les respondió.
—Mujer, ¿por qué lloras? —Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto —les respondió.
14Dicho esto, se volvió hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús.
15Le dijo Jesús:
—Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: —Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.
—Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: —Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.
16Jesús le dijo:
—¡María! Ella, volviéndose, exclamó en hebreo: —¡Rabbuni! —que quiere decir: «Maestro».
—¡María! Ella, volviéndose, exclamó en hebreo: —¡Rabbuni! —que quiere decir: «Maestro».
17Jesús le dijo:
—Suéltame, que aún no he subido a mi Padre; pero vete donde están mis hermanos y diles: «Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios».
—Suéltame, que aún no he subido a mi Padre; pero vete donde están mis hermanos y diles: «Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios».
18Fue María Magdalena y anunció a los discípulos:
—¡He visto al Señor!, y me ha dicho estas cosas.
—¡He visto al Señor!, y me ha dicho estas cosas.
The Gospel is proper
Primera Lectura
Primera Opción
Segunda Opción
El Cantar de los Cantares 3:1-4
1En mi lecho, por las noches,
busqué al que ama mi alma, y no lo encontré.
busqué al que ama mi alma, y no lo encontré.
2Me levantaré y rondaré por la ciudad,
por calles y plazas, buscaré al que ama mi alma. Lo busqué, pero no lo encontré.
por calles y plazas, buscaré al que ama mi alma. Lo busqué, pero no lo encontré.
3Me encontraron los guardias
que rondan por la ciudad: «¿Habéis visto al que ama mi alma?»
que rondan por la ciudad: «¿Habéis visto al que ama mi alma?»
4Apenas los pasé, cuando encontré
al que ama mi alma. Lo abracé y no lo soltaré hasta hacerlo entrar en casa de mi madre, en la alcoba de la que me concibió.
al que ama mi alma. Lo abracé y no lo soltaré hasta hacerlo entrar en casa de mi madre, en la alcoba de la que me concibió.
2 Corintios 5:14-17
14Porque el amor de Cristo nos urge, persuadidos de que si uno murió por todos, en consecuencia todos murieron.
15Y murió por todos a fin de que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
16De manera que desde ahora no conocemos a nadie según la carne; y si conocimos a Cristo según la carne, ahora ya no le conocemos así.
17Por tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva criatura: lo viejo pasó, ya ha llegado lo nuevo.
Salmo Responsorial
Salmo 63:2-6, 8-9
2Oh Dios, Tú eres mi Dios, al alba te busco,
mi alma tiene sed de Ti, por Ti mi carne desfallece, en tierra desierta y seca, sin agua.
mi alma tiene sed de Ti, por Ti mi carne desfallece, en tierra desierta y seca, sin agua.
3Por eso te contemplo en el Santuario,
para ver tu poder y tu gloria
para ver tu poder y tu gloria
4Tu misericordia vale más que la vida,
mis labios te alabarán.
mis labios te alabarán.
5Así, te bendeciré toda mi vida,
a tu Nombre alzaré mis manos.
a tu Nombre alzaré mis manos.
6Como de enjundia y de grosura
se saciará mi alma, y con labios jubilosos te alabará mi boca.
se saciará mi alma, y con labios jubilosos te alabará mi boca.
8porque Tú eres mi socorro,
canto gozoso a la sombra de tus alas.
canto gozoso a la sombra de tus alas.
9A Ti se aferra mi alma,
tu diestra me sostiene.
tu diestra me sostiene.
Evangelio
Juan 20:1-2, 11-18
1El día siguiente al sábado, muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio quitada la piedra del sepulcro.
2Entonces echó a correr, llegó hasta donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, el que Jesús amaba, y les dijo:
—Se han llevado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto.
—Se han llevado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto.
11María estaba fuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro,
12y vio a dos ángeles de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies, donde había sido colocado el cuerpo de Jesús.
13Ellos dijeron:
—Mujer, ¿por qué lloras? —Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto —les respondió.
—Mujer, ¿por qué lloras? —Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto —les respondió.
14Dicho esto, se volvió hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús.
15Le dijo Jesús:
—Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: —Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.
—Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: —Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.
16Jesús le dijo:
—¡María! Ella, volviéndose, exclamó en hebreo: —¡Rabbuni! —que quiere decir: «Maestro».
—¡María! Ella, volviéndose, exclamó en hebreo: —¡Rabbuni! —que quiere decir: «Maestro».
17Jesús le dijo:
—Suéltame, que aún no he subido a mi Padre; pero vete donde están mis hermanos y diles: «Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios».
—Suéltame, que aún no he subido a mi Padre; pero vete donde están mis hermanos y diles: «Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios».
18Fue María Magdalena y anunció a los discípulos:
—¡He visto al Señor!, y me ha dicho estas cosas.
—¡He visto al Señor!, y me ha dicho estas cosas.