Beato Gregorio X

10 de enero

Beato Gregorio X, Papa

La personalidad de Teobaldo Visconti, que fue papa desde 1272 hasta 1276 conel nombre de Gregorio X, demuestra la verdad de la afirmación de san Pablo:Dios elige lo que es débil al parecer de los criterios corrientes de loshombres, y sabe darle el vigor necesario para llevar a cabo su plan.

Hombre de natural retraído, especialista en derecho canónico, había nacidoen Piacenza (Italia) hacia 1210. Nombrado sucesivamente diácono de lacatedral de Lyón y arcidiácono de la de Lieja, coherente con la concienciaque lo asistía de su escasa experiencia pastoral, rechazó el obispado de suciudad natal que le ofrecía el papa Inocencio IV. Sin embargo, la Santa Sede le encomienda más tarde la predicación de unacruzada, con el objeto de recuperar los santos lugares para la cristiandad.Siendo ya un hombre mayor, recibió en Palestina, donde promovía elmovimiento armado, la noticia de su designación como papa. Ordenado en Romacomo presbítero y obispo, subió a la cátedra de Pedro el 27 de noviembre de1272.

En aquellos años se organiza un concilio ecuménico en la ciudad de Lyon, delcual participan los griegos, con quienes no existía ya, desgraciadamente,comunión perfecta.
Las circunstancias políticas favorecieron una declaración de unidad porparte de aquella asamblea sinodal; pero este instrumento tuvo validezefímera, dado que la fórmula adoptada adolecía de imprecisión en sustérminos.

Este fracaso de Gregorio X en sus propósitos nos recuerda que la cruz nopuede estar ausente en el camino del que sigue a Cristo.El fracaso crucifica los propios esfuerzos y los anhelos íntimos, pero nosconduce a levantar la mirada del Padre y su misericordia.La unidad que intentó instaurar Gregorio era un bien inapreciable, por elcual pugna el Espíritu de Dios, animando a los que creen en un solo SeñorJesucristo. Pero las motivaciones humanas muchas veces, como esta vez, noestán suficientemente purificadas para servir de vehículo eficiente alimpulso del Espíritu.

La fugaz reunificación obtenida por el segundo concilio de Lyon ha quedadocomo memorial de que la unidad es posible entre los cristianos, enparticular entre los de Oriente y Occidente; pero también de que su autor esDios y no las conveniencias humanas.Gregorio X murió, con las palabras del arcángel Gabriel en sus labios, el 10de enero de 1276. Sobre su vida llena de amor a la oración y a la limosnaescribió el papa Benedicto XIV.