Al cardenal Eduardo Martínez Somalo, 04 de abril del 2007

Autor: Benedicto XVI

 

CARTA DEL PAPA BENEDICTO XVI
AL CARDENAL EDUARDO MARTÍNEZ SOMALO

Al venerado y querido hermano
Señor cardenal
EDUARDO MARTÍNEZ SOMALO
Camarlengo de la santa Iglesia romana

En el día dedicado a la solemnidad de la Anunciación del Señor, al acercarse la fecha de su 80° cumpleaños, me dirigió usted una carta para comunicarme la renuncia al encargo de camarlengo de la santa Iglesia romana, de acuerdo con lo previsto en la constitución apostólica Universi Dominici Gregis.

Al acoger su renuncia a ese alto oficio, deseo expresarle mi más sincero agradecimiento por la diligencia, la competencia y el amor con que ha desempeñado esa delicada tarea al servicio de la Santa Sede y de la Iglesia universal.

A la vez que me complace recordar el largo e intenso servicio que ha unido íntimamente su ministerio sacerdotal y episcopal a la Sede apostólica, deseo manifestarle en particular mi sincero aprecio por la gran dignidad y la solemne sobriedad con que usted desempeñó la función de camarlengo de la santa Iglesia romana en el momento de la piadosa muerte del Papa Juan Pablo II, con ocasión de la extraordinaria manifestación de fe durante los funerales de ese amado Pontífice, durante todo el tiempo de la sede vacante y en el desarrollo de los trabajos del cónclave para la elección del nuevo Papa.

Al concluir el desempeño de su alto oficio de camarlengo y de los demás encargos en los diversos dicasterios de la Curia romana, estoy seguro de que el recuerdo de todo el bien realizado le servirá de consuelo y motivo de acción de gracias y de alabanza al Señor.

En la inminencia de las celebraciones pascuales, me complace expresarle mis mejores deseos de todo bien y prosperidad en Cristo Jesús, a la vez que invoco sobre usted la amorosa protección de la santísima Virgen María y de todos los santos, ofreciéndole como prenda la particular bendición apostólica que le imparto de corazón a usted, señor cardenal, y a las personas que lo rodean con su afecto.

Vaticano, 4 de abril de 2007

 

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