Ángelus, 18 octubre 2009 - Benedicto XVI

Autor: Benedicto XVI

 

BENEDICTO XVI

ÁNGELUS

Plaza de San Pedro
Domingo 18 de octubre de 2009

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy, tercer domingo de octubre, se celebra la Jornada mundial de las misiones, que constituye para todas las comunidades eclesiales y para cada cristiano una fuerte llamada al compromiso de anunciar y testimoniar el Evangelio a todos, en particular a los que todavía no lo conocen. En el Mensaje que escribí para esta ocasión me inspiré en una expresión del Libro del Apocalipsis, que a su vez se hace eco de una profecía de Isaías: "Las naciones caminarán a su luz" (Ap 21, 24). La luz de la que se habla es la de Dios, revelada por el Mesías y reflejada en el rostro de la Iglesia, representada como la nueva Jerusalén, ciudad maravillosa en la que resplandece con toda su plenitud la gloria de Dios. Es la luz del Evangelio, que orienta el camino de los pueblos y los guía hacia la formación de una gran familia, en la justicia y la paz, bajo la paternidad del único Dios bueno y misericordioso. La Iglesia existe para anunciar este mensaje de esperanza a toda la humanidad, que en nuestro tiempo "ha logrado grandes conquistas, pero parece haber perdido el sentido de las realidades últimas y de la misma existencia" (Juan Pablo II, Redemptoris missio, 2).

En el mes de octubre, especialmente en este domingo, la Iglesia universal pone de relieve su vocación misionera. Guiada por el Espíritu Santo, se sabe llamada a proseguir la obra de Jesús mismo anunciando el Evangelio del reino de Dios, que "es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo" (Rm 14, 17). Este reino ya está presente en el mundo como fuerza de amor, de libertad, de solidaridad, de respeto a la dignidad de cada hombre, y la comunidad eclesial siente con fuerza en el corazón la urgencia de trabajar para que la soberanía de Cristo se realice plenamente. Todos sus miembros y articulaciones cooperan en ese proyecto, según los diversos estados de vida y los carismas.

En esta Jornada mundial de las misiones quiero recordar a los misioneros y misioneras —sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos voluntarios— que consagran su existencia a llevar el Evangelio al mundo, afrontando también incomodidades y dificultades y a veces incluso verdaderas persecuciones. Pienso, entre otros, en don Ruggero Ruvoletto, sacerdote fidei donum, recientemente asesinado en Brasil; en el padre Michael Sinnott, religioso, secuestrado hace pocos días en Filipinas. Y ¿cómo no pensar en lo que se está planteando en el Sínodo de los obispos para África respecto al sacrificio extremo y al amor a Cristo y a su Iglesia? Agradezco a las Obras misionales pontificias el valioso servicio que prestan a la animación y a la formación misionera. Invito, además, a todos los cristianos a un gesto material y espiritual de compartir para ayudar a las Iglesias jóvenes de los países más pobres.

Queridos amigos, hoy, 18 de octubre, también es la fiesta de san Lucas evangelista que, además del Evangelio, escribió los Hechos de los Apóstoles, para narrar la expansión del mensaje cristiano hasta los confines del mundo entonces conocido. Invoquemos su intercesión, junto con la de san Francisco Javier, la de santa Teresa del Niño Jesús, patronos de las misiones, y la de la Virgen María, para que la Iglesia siga difundiendo la luz de Cristo entre todos los pueblos. Os pido, también, que recéis por la Asamblea especial para África del Sínodo de los obispos, que se está celebrando estas semanas aquí, en el Vaticano.

Después del Ángelus

(En francés)

El Ángelus me da la alegría de saludaros, queridos peregrinos de lengua francesa. Celebramos hoy la Jornada mundial de las misiones. Cristo en el Evangelio nos recuerda que el Hijo del hombre vino para servir. Nuestra fidelidad a Cristo no nos debe llevar a buscar los honores, la notoriedad, la fama, sino que nos invita a comprender y a hacer comprender que la verdadera grandeza se encuentra en el servicio y en el amor al prójimo. En el corazón del Sínodo para África, invoquemos a la Virgen María, Nuestra Señora de África, para que dé frutos abundantes. ¡Que Dios os bendiga!

(En inglés)

Doy una cordial bienvenida a todos los peregrinos de habla inglesa presentes en este Ángelus. La liturgia de hoy nos recuerda que Jesús, compartiendo en todo nuestra humanidad, se compadece de nuestras debilidades y entiende nuestra lucha contra la tentación. En este Domingo mundial de las misiones, dirijámonos a él en oración y aproximémonos a su trono de gracia, para recibir su misericordia y proclamar el Evangelio del amor en todo el mundo.

(En alemán)

Con alegría doy la bienvenida a todos los hermanos y hermanas de lengua alemana. La Jornada mundial de las misiones, que celebramos hoy, nos recuerda que la misión es la base de la vida de la Iglesia. En fidelidad a la misión del Señor, predicar su Evangelio es para nosotros una prioridad y una urgencia. A los cristianos bautizados y confirmados nos corresponde llevar a los pueblos de la tierra y a todos los que nos rodean a Jesucristo, que es la salvación del mundo, la paz, la unidad, la reconciliación, y da nueva vida. Pidamos al Espíritu Santo que reavive en nosotros el celo, la valentía y el entusiasmo para predicar el Evangelio. ¡Dios os bendiga a todos!

(En español)

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los fieles de la Hermandad del Señor de los Milagros, de Roma; a los miembros de la Hermandad de la Virgen de la Amargura, de Lorca; y al grupo de jóvenes españoles y latinoamericanos que trabajan pastoralmente en la defensa de la vida. En este domingo la Iglesia celebra la Jornada mundial de las misiones. Os invito a todos a orar por tantos sacerdotes, religiosos y laicos, que han entregado su vida a la evangelización de los pueblos. Encomiendo a la protección maternal de María santísima, que durante este mes invocamos especialmente con el título de Nuestra Señora del Rosario, a todos los misioneros del mundo, para que no les falte nunca nuestro apoyo espiritual y material en su difícil tarea apostólica.

(En polaco)

Queridos hermanos polacos: "Las naciones caminarán en su luz" (Ap 21, 24). Con el espíritu del lema de la Jornada mundial de las misiones de este año, pidamos en la oración que la luz de Cristo ilumine a toda la comunidad humana. Que su Evangelio ayude a las personas de todos los continentes a convertirse en una gran familia, para que todos los pueblos descubran en Dios a un Padre que los ama. Agradeciéndoos la ayuda espiritual y material para las misiones, os imparto de corazón a todos una bendición.

(En italiano)

Dirijo un cordial saludo a los Clérigos Regulares de la Madre de Dios, venidos para la clausura del IV centenario de la muerte de su fundador, san Juan Leonardi. Queridos hermanos, con vosotros están también los alumnos de todos los colegios de Propaganda Fide, acompañados por el cardenal Ivan Dias, prefecto de la Congregación para la evangelización de los pueblos, así como los representantes de los farmacéuticos, cuyo patrono es san Juan Leonardi. Os exhorto a todos a seguirlo en el camino de la santidad y a imitar su celo misionero. Saludo con afecto a todos los peregrinos de lengua italiana, en particular a la Comunidad Cenáculo, que desde hace tantos años ayuda a los jóvenes, especialmente a los que han caído en el abismo de las drogas, a volver al camino de la vida encontrándose con Jesucristo.

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