Ángelus del domingo 10 de julio de 1988

Autor: Juan Pablo II

JUAN PABLO II

ÁNGELUSDomingo 10 de julio de 1988

1. "Alégrate torre inquebrantable de la Iglesia.

Alégrate: por ti se alzan trofeos" (Akátistos, 1k. 22).

Con esta invocación del himno Akáthistos, nos dirigimos hoy a María, Madre de la Iglesia, dándole gracias por el gran don del bautismo de la Rus' de Kiev, que aconteció hace mil años.

Son palabras que repiten con la misma efusión de alegría los hijos y las hijas de San Vladimiro, tanto los católicos como los ortodoxos, porque María es la Madre común que a todos muestra el camino hacia la plena unidad.

Este célebre himno se canta desde hace siglos en todos los lugares de Oriente, estando la gente de pie. Ya se utilizaba en la liturgia, cuando la Iglesia permanecía aún indivisa y alababa a Dios y a su Madre en la comunión de una misma fe.

Puedan todos los hijos y las hijas de San Vladimiro cantar en el segundo milenio este himno, de nuevo conjuntados en la plena unidad. A ella nos conduzca María, "inquebrantable torre de la Iglesia".

2. En este día del solemne Te Deum de la comunidad ucrania católica, de nuevo me dirijo en peregrinación espiritual a la santa ciudad de Kiev y a aquellas tierras, donde la protección de la Virgen no se ha interrumpido jamás. Me pongo de rodillas, junto a tantos fieles, ante el icono de la Virgen orante, que lleva el nombre de "Pared indestructible" y, fortalecido con su intercesión, me dirijo a Dios con las palabras del Salmista:

"¡Oh Dios Sebaot, vuélvete ya, / desde los cielos mira y ve, / visita a esta viña, cuídala, / a ella, la que plantó tu diestra!" (Sal 80, 15-16).

Que todo lo que "tu diestra plantó" hace mil años crezca y se desarrolle durante el nuevo milenio en la plena libertad para todos de profesar su propia fe y en la recuperación de la plena unidad para la Iglesia.

3. Dirijo mis más cordiales saludos a todos vosotros, peregrinos ucranios, que habéis venido a Roma para festejar este histórico acontecimiento desde Estados Unidos de América, Canadá, Argentina, Brasil, Australia y de diversos países de Europa.

Un saludo muy especial a nuestros hermanos y hermanas de Ucrania. El Papa, de origen eslavo, vuestro hermano, os estrecha a su corazón y os bendice. Sé que estáis unidos en oración y veláis en unión espiritual con el Sucesor de Pedro.

Alegrémonos hoy todos, porque en la fe, de la que María Santísima es modelo y Maestra, está la prenda de nuestra victoria: "Haec est victoria quae vincit mundum: fides nostra" (1 Jn 5, 4).

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