Ángelus del domingo 17 de enero de 1988

Autor: Juan Pablo II

JUAN PABLO II

ÁNGELUSDomingo 17 de enero de 1988

Queridos hermanos y hermanas:

1. Continuemos nuestra peregrinación ideal a los santuarios marianos esparcidos por el mundo. Meta de nuestra visita espiritual de hoy son los lugares marianos de Egipto.

Los santuarios que hay en esa región tienen un significado muy especial, por estar vinculados, según tradiciones antiquísimas, al recuerdo del pasaje de la Sagrada Familia, de acuerdo con las referencias que hay en el Evangelio de Mateo (cf. Mt 2, 14-15; 19-21).

Entre los lugares de culto mariano que podemos mencionar a ese respecto, está sobre todo la aldea de Matarieh, cerca de El Cairo, donde, al lado de numerosos centros de culto copto-ortodoxos, hay también una iglesia copto-católica y un convento de Carmelitas, en el que las monjas, en recuerdo de la estancia de la Sagrada Familia en Egipto, rezan de modo especial por todos los que, por motivos diversos, son perseguidos u obligados a dejar su patria y a buscar refugio en tierra extranjera.

2. Otro centro de culto mariano digno de mención es la iglesia dedicada a la Virgen de Meadi, en las afueras de El Cairo, a orillas del Nilo. Parece que el templo se remonta también al siglo V, aunque ha sufrido, a lo largo de los siglos, y también en época reciente, modificaciones y restauraciones. Está confiado a los cristianos copto-ortodoxos, y son numerosos los peregrinos que llegan continuamente a este santuario para confiar sus intenciones a la Medianera de todas las gracias.

3. El pasaje de la Sagrada Familia lo recuerda también la gruta dedicada a Ella, que se encuentra debajo del Santuario de los Santos Sergio y Bacco, en el antiguo Cairo, por las afueras de la antigua ciudad de Fostat, primera capital del Egipto islámico.

Este pequeño, pero precioso lugar de culto, también lo tienen los copto-ortodoxos. Pero su antigua e ilustre historia registra, bajo los auspicios de la Madre de Dios, la presencia e influencia de los católicos, especialmente de los franciscanos, quienes, en el siglo XVII, construyeron allí una hospedería y obtuvieron el permiso de los ortodoxos para celebrar la Santa Misa en el altar de la cripta de la Sagrada Familia.

Este santuario atrajo además la atención de los musulmanes, que, bajo el reino del famoso Saladino, en el siglo XI, restauraron el templete que había sido destruido con anterioridad.

Cada año, el 1 de junio, los copto-ortodoxos organizan una peregrinación en recuerdo de la entrada de la Sagrada Familia en Egipto.

4. Los santuarios marianos de Egipto, además de tener una especialísima importancia por recordar la presencia histórica de la Sagrada Familia, siempre han encerrado, y hoy más que nunca, un especial interés desde el punto de vista ecuménico, porque son visitados con devoción por fieles pertenecientes a distintas confesiones. A las puertas del Octavario de oración por la unidad de los cristianos, deseamos ―y rezamos por esa intención― que el movimiento ecuménico pueda apuntar a ulteriores progresos con la buena voluntad de todos, bajo el soplo del Espíritu, y con la protección de la Santísima Madre de Dios.

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