Ángelus del domingo 20 de noviembre de 1983
JUAN PABLO II
ÁNGELUS
Domingo 20 de noviembre de 1983
1. El reino escatológico de Cristo y de Dios (cf. Col 1, 13) llegará a su cumplimiento cuando el Señor sea todo en todos, después de haber aniquilado el dominio de Satanás, del pecado y de la muerte.
Sin embargo, el reino de Dios ya está presente "en misterio" dentro de la historia, y actúa en los que lo reciben. Está presente en la realidad de la Iglesia, que es sacramento de salvación y, a la vez, misterio cuyos confines sólo conoce la misericordia del Padre que quiere salvar a todos. La santidad de la Iglesia de aquí abajo es prefiguración de la futura plenitud del reino.
Las espléndidas expresiones de la Carta a los Colosenses, a propósito de este reino (Col 1, 13), se refieren a todos los cristianos, pero en particular a María, preservada totalmente de la opresión del mal: "Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido". Con Cristo el reino de Dios ha irrumpido en la historia, y todos los que lo han acogido se han hecho participes de él: "A cuantos lo recibieron, les da el poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre" (Jn 1, 12). María, Madre de Cristo y discípula fiel de la Palabra, entró en plenitud en el reino. Toda su existencia de criatura amada por el Señor (kecharitoméne) y animada por el Espíritu, es testimonio concreto y preludio de las realidades escatológicas.
2. La Virgen María, signo y anticipo de los bienes futuros en su vida terrena, glorificada ahora junto al Cristo Señor, es imagen y cumplimiento del reino de Dios. Es la primera que siguió a Cristo "primogénito entre muchos hermanos"' "primogénito de toda criatura nueva" y "cabeza de la Iglesia" (cf. Col 1, 18-20). La primera que ha heredado la gloria. La glorificación de María, nuestra hermana, es la confirmación más espléndida de la palabra de la Escritura: "Con Cristo (Él) nos ha resucitado y nos ha sentado en el cielo con Él" (Ef 2, 6). Su entrada en el reino escatológico de Dios es prenda y garantía de la participación de toda la Iglesia, Cuerpo de Cristo, en la gloria de su Señor.
© Copyright 1983 - Libreria Editrice Vaticana