Ángelus del domingo 25 de mayo de 1986

Autor: Juan Pablo II

JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Domingo 25 de mayo de 1986

1. "Todo lo que tiene el Padre es mío..." (Jn 16, 15); "nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo quisiere revelárselo" (Mt 11, 27).

"Pero cuando venga Él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la verdad plena... Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os ira comunicando... " (Jn 16, 12-14).

El Espíritu Santo "os irá comunicando" lo que el Hijo "ha revelado".

2. En el día de hoy la Iglesia acoge de modo especial la revelación del Hijo y el testimonio del Espíritu de Verdad.

Ensalzando a Dios Uno y Trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

"gloria tibi Trinitas, / aequalis una Deitas / et ante omnia saecula et nunc et in perpetuum".

3. La Iglesia lleva dentro de sí este misterio inefable de Dios: Dios-Trinidad. Y todo creyente lo lleva dentro de sí, en efecto, el Apóstol pregunta: "¿No sabéis que sois templo de Dios y que el espíritu de Dios habita en vosotros?" (1Cor 3, 16).

En este Espíritu, que es Amor y Don, Dios Uno y Trino se ofrece a su creación.

Dice Cristo: "Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y en él haremos morada..." (Jn 14, 23).

"El que vive en el amor permanece en Dios y Dios en él " (1 Jn 4, 23).

4. He aquí a La que más ha amado.

He aquí La que más plenamente "permanece en Dios".

He aquí a María de Nazaret. Unámonos a ella en el momento de la Anunciación.

El Padre Eterno le dice por medio de su Arcángel: "Salve, llena de gracia, el Señor es contigo...

He aquí que concebirás en tu seno y darás a luz un hijo...

El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra, y por eso el hijo engendrado será santo, será llamado Hijo de Dios" (Lc 1, 28-35).

5. Hoy volvemos de nuevo ―después del período de Pascua― al rezo del "Ángelus Domini". Meditemos en él el misterio de Dios que es Unidad en la Trinidad. Meditemos el misterio de Dios, "que es, que era, y que viene" (Ap 1, 4).

Viene para hacerse hombre en el seno de la Virgen María.

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