Angelus, 4 febrero 2001

Autor: Juan Pablo II

JUAN PABLO II

ÁNGELUS
Domingo 4 de febrero de 2001 
    

Amadísimos hermanos y hermanas:

1. "Duc in altum, rema mar adentro"(Lc 5, 4):  Cristo dirigió estas palabras a san Pedro, después de que, junto con sus compañeros, había pasado toda la noche bregando sin pescar nada. Las hemos escuchado en el evangelio de esta liturgia dominical:  después de predicar a las muchedumbres precisamente desde la barca de Pedro, Jesús le dijo:  "Rema mar adentro y echad las redes para pescar" (Lc 5, 4). Confiando en él, Simón y los demás Apóstoles echaron las redes, y pescaron una gran cantidad de peces (cf. Lc 5, 5-6).

2. "Duc in altum, rema mar adentro". Esta invitación del Señor constituye la expresión clave, casi el "lema" de la carta apostólica Novo millennio ineunte, "Al comienzo del nuevo milenio", que, como recordaréis, firmé en la pasada solemnidad de la Epifanía, durante la celebración conclusiva del gran jubileo.

Como Sucesor de Pedro siento el deber  de hacerme eco de estas palabras de Cristo para toda la Iglesia. Cristo, que "es el mismo ayer, hoy y siempre" (Hb 13, 8), impulsa a toda comunidad eclesial a "remar mar adentro", a caminar con esperanza en el nuevo milenio, que se abre ante nosotros como un vasto océano en el que hay que aventurarse (cf. Novo millennio ineunte, 58). 

En efecto, es preciso que el inmenso tesoro de gracia recibido durante todo el  jubileo se traduzca ahora en fervor de  propósitos y en líneas operativas concretas.

3. "Duc in altum, rema mar adentro" (Lc 5, 4), repito hoy a cada obispo y a cada comunidad diocesana. Estamos en un momento favorable para un nuevo impulso espiritual y pastoral, no veleidoso, sino basado en la fuerte y profunda experiencia de gracia, vivida en el tiempo jubilar. 

Amadísimos hermanos y hermanas, contemplemos a la Virgen, que es para nosotros modelo de inquebrantable esperanza. Después de acoger el anuncio del ángel y de concebir al Verbo hecho carne, se puso prontamente en camino para visitar a su anciana prima Isabel, que necesitaba ayuda (cf. Lc 1, 39).

También la Iglesia, después de revivir intensamente el misterio de la Encarnación con el jubileo, está llamada ahora a "remar mar adentro", para que Cristo llegue a los hombres y a los pueblos de todos los continentes. Sigue el ejemplo de María y cuenta con su apoyo y su intercesión. A ella nos dirigimos confiadamente con la plegaria del Ángelus.

Después del Ángelus

Se celebra hoy en Italia la XXIII Jornada en favor de la vida, ocasión de sensibilización sobre el valor de la vida humana y sobre las asechanzas que, por desgracia, se ciernen sobre ella. Me uno de buen grado a los obispos italianos, que en su mensaje han elegido como tema:  "Todo hijo es palabra", para recordar que todo hijo es palabra dirigida a los padres, llamados a acogerla y comprenderla, y es palabra dirigida a la sociedad, a la que da su contribución y de la que espera ayuda para su desarrollo.

A la vez que expreso mi aprecio por quienes se dedican más directamente al servicio de los niños, los enfermos y los ancianos, saludo con afecto a los numerosos fieles de Roma que han venido aquí, encabezados por el cardenal vicario y por algunos obispos auxiliares. La diócesis de Roma dedica especial atención a la Jornada en favor de la vida, y la prolonga en la "Semana de la vida y de la familia", que este año ha llegado a su octava edición. Espero que esta iniciativa tenga éxito, y apoyo la actividad de los consultorios, de las asociaciones y de los movimientos comprometidos a sostener la vida y la familia.

(Saludo en castellano)  

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, de modo particular a los grupos de las parroquias de San Lorenzo, San Andrés y El Esparragal de Murcia. Que Dios os bendiga en vuestra vida familiar y profesional y deis prueba de adhesión a Cristo y a su Iglesia.

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