La homilía pronunciada por Su Eminencia, el Cardenal Alfonso López Trujillo, Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, durante la Celebración del vigésimo quinto aniversario de la fundación de EWTN en Birmingham, Alabama el día 13 de agosto del 2006

Autor: el Cardenal Alfonso López Trujillo

La homilía pronunciada por Su Eminencia, el Cardenal Alfonso López Trujillo, Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, durante la Celebración del vigésimo quinto aniversario de la fundación de EWTN en Birmingham, Alabama el día 13 de agosto del 2006

 

Mis queridos hermanos en Cristo: 

Es un gran honor y alegría presidir sobre esta solemne concelebración, mientras agradecemos al Padre de todas las misericordias desde lo profundo de nuestros corazones. Hace veinticinco años, la Divina Providencia inspiró, con una iniciativa sorprendente y original, a una religiosa, quien ha dedicado su vida al servicio del Señor en la Iglesia, nuestra querida y estimada Madre Angélica. EWTN (la Red de Televisión de la Palabra Eterna) nació para traer la Palabra de la Vida a millones de creyentes a través de todo el mundo.

La Madre Angélica ha creado este hermoso servicio para la Iglesia, un servicio sin límites. ¿Cómo podemos faltar de agradecerle al Señor cuando ustedes han transmitido las importantes celebraciones del Santo Padre durante todos estos años fructíferos? Las actividades de EWTN se extienden de una manera muy especial para la defensa y promoción de la familia y la de la vida humana, un carisma muy cerca del corazón del Santo Padre, el Papa Benedicto. Uno de los muchos ejemplos es la generosa cobertura de EWTN del V Encuentro Mundial de la Familia en Valencia, España este mes pasado; un evento lleno de una fe extraordinaria. El Pontificio Consejo de la Familia le está profundamente agradecido a EWTN por esto.

Este proyecto, que al principio parecía tan extraño y demasiado osado, empezó en el silencio, la oración y la auto-donación del Señor. Pero su consolidación presente y alcance sugieren un secreto y una clave que nos hablan a nuestro corazón y que nos inspiran con un agradecimiento renovado. Efectivamente, nuestra querida Madre Angélica no fue una experta de los medios masivos de la comunicación. Sus primeras y tímidas presentaciones atrajeron a una audiencia considerable por la simplicidad y sinceridad de la Madre, manifestados en diálogos llenos de amor por la verdad y las enseñanzas de la Iglesia, con un sentido de humor muy inusual y una penetración profunda, sellada por una esperanza segura. Esta obra excelente en la televisión, la radio y el internet, se ha desarrollado en una vía muy poderosa para proclamar el Evangelio; este mensaje tan urgentemente necesitado como el aire fresco.

¿Cuál será el secreto de la Madre Angélica entonces? ¿Cuál es la clave de la efectividad del trabajo de la Madre Angélica? Fiel al proyecto encargado a ella por el Señor, nos dirigimos a la oración del Salmo Responsorial: Gustad y ved cuán bueno es Yahvé. La confianza en el Señor es el ingrediente esencial de este proyecto. Pero es una confianza que nos guía a una causa más profunda lo que le corresponde al tema de este Domingo: la Santa Eucaristía, la gran fuente de nuestra fortaleza de espíritu.

Cristo, el Pan de Vida Eterna, ha conmovido los corazones de muchos a colaborar con mucho entusiasmo en esta obra específica de Evangelización. La Madre Angélica nos ha proveído de una amplia, variada y rica programación, explicando las Sagradas Escrituras y el Magisterio de la Iglesia para dirigir a los televidentes, los radio escuchas y navegadores de internet a su centro: Jesucristo. EWTN transmite la verdad que lo que da sentido a la vida es el servicio lleno de amor, y que nos estimule a tener el coraje de la fe, sabiendo que somos hijos de Dios, en el mundo de hoy que corre el riesgo de abandonar esta verdad y no escuchar al Señor, quien nos enseña: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.”

Me imagino que han habido causas para preocuparse. Hacer el bien no es fácil. Creer tiene un alto precio. Quien dedique su vida al Verbo Encarnado, quien proclame a Cristo como el único Salvador, no queda libre de la Cruz. En Jesús, nos dice San Juan de la Cruz, todo se nos ha dado.

En la primera lectura de la Santa Misa, vemos al profeta Elías cansado, mientras intenta predicar de Dios contra los ídolos, declarando su derrota. La misma tentación, indudablemente, existe hoy. Por ejemplo, nos apenamos cuando vemos los intentos de modificar el plan original de Dios para el matrimonio y la familia y de cultivar una cultura hostil al mismo, como si Dios no fuera el Señor de la familia y la vida. Algunos parlamentos han creado leyes injustas que destruyen la unión de la vida y el amor en la donación mutua de un hombre y una mujer: un compromiso que en el plan de Dios es exclusivo, fiel, hasta la muerte y abierta a la vida. Sin el apoyo y ejemplo de los padres, el futuro de los hijos se les socava. Alternativas falsas e imposibles son promovidas, deshumanizando el hombre, la mujer, los hijos, la juventud, sin respetarles como seres humanos, como las imágenes de Dios y Sus hijos. El hombre se traiciona en su dignidad. ¡Se le trata como si fuese un instrumento, un objeto!

Pero el Ángel de Dios, le dio de comer al Profeta, lo ayudó por el camino y éste continuó viviendo la aventura de su vocación. Asimismo, no debemos de caer en la tentación de darnos por vencidos, porque el Señor nos da de comer de su Cuerpo y Sangre, y con el Padre nos envía Su Espíritu como nuestra fortaleza. De esta forma, damos gracias a nuestra Red Providencial por desenmascarar al abominable crimen del aborto y de los otros muchos ataques contra la vida humana. El crimen se convierte en un derecho, como nos lo explicó el Siervo de Dios, el Papa Juan Pablo II, y se defiende en muchos foros mundiales, gobiernos y parlamentos. Pero como nos dijo el Papa Benedicto XVI hace poco, hay temas que son innegociables.

La Iglesia denuncia conducta inhumana que, de acuerdo al gran teólogo Romano Guardini, crea una gran enfermedad en el espíritu, resultando en un espíritu sin verdad, sin libertad ni esperanza. EWTN, alcanzando a más de 100 millones de hogares a través de todo el mundo, testimonia firmemente que Dios vive, nos ama, defiende nuestra dignidad, nos redime al precio de Su Sangre y nos invita a no entristecer el Espíritu. Tenemos que imitarle a Dios, como sus queridos hijos, siguiendo el camino del amor, como nos explica la Carta a los Efesios: ¿Cómo podemos odiar lo que Dios ama, o despreciar al ser humano, como si no nos preocupáramos de él? No podemos seguir la lógica del amor sin seguir el ejemplo de Cristo, en Su auto-donación supremo en la Cruz al Padre. De una degradación que esclaviza, solamente el amor nos puede liberar a través del Evangelio, la Buena Nueva de Cristo quien murió y resucitó. Con un orgullo legítimo, sigan testimoniando al mundo entero. ¡Solamente en este misterio de la fe podemos preservar el mundo del relativismo ético y de las varias formas de confusión que esclavizan la verdad y que generan la cultura de la muerte!

La Iglesia, la comunidad de creyentes, vive a través del Cuerpo de la Vida, quien bajó del Cielo. La Iglesia mantiene su juventud en perpetuidad en la celebración de la Ultima Cena y el Sacrificio Pascual, la fuente cotidiana de la fortaleza de la Madre Angélica, sus Hermanas, la comunidad Misionera Franciscana que ella fundó, y todos nosotros. Este es el secreto de esta obra que para nosotros es un milagro continuo, mientras respondamos a los grandes desafíos de la Evangelización.

Que Nuestra Señora, la Santísima Virgen María, quien llevó en su vientre al Salvador del mundo, le siga bendiciendo a usted y le conceda un espíritu renovado y fresco para responder al llamado de Jesús, el único quien tiene las Palabras de la Vida Eterna.