«Regina caeli» en la Jornada mundial de oración por las vocaciones, 25 abril 2010-Benedicto XVI
JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES
BENEDICTO XVI
REGINA CÆLI
Plaza de San Pedro
Domingo 25 de abril de 2010
Queridos hermanos y hermanas:
En este cuarto domingo de Pascua, llamado «del Buen Pastor», se celebra la Jornada mundial de oración por las vocaciones, que este año tiene como tema: «El testimonio suscita vocaciones», tema «estrechamente unido a la vida y a la misión de los sacerdotes y de los consagrados» (Mensaje para la XLVII Jornada mundial de oración por las vocaciones, 13 de noviembre de 2009: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 21 de febrero de 2010, p. 5). La primera forma de testimonio que suscita vocaciones es la oración (cf. ib.), como nos muestra el ejemplo de santa Mónica que, suplicando a Dios con humildad e insistencia, obtuvo la gracia de ver convertido en cristiano a su hijo Agustín, el cual escribe: «Sin vacilaciones creo y afirmo que por sus oraciones Dios me concedió la intención de no anteponer, no querer, no pensar, no amar otra cosa que la consecución de la verdad» (De Ordine II, 20, 52: ccl 29, 136). Invito, por tanto, a los padres a rezar para que el corazón de sus hijos se abra a la escucha del buen Pastor, y «hasta el más pequeño germen de vocación... se convierta en árbol frondoso, colmado de frutos para bien de la Iglesia y de toda la humanidad» (Mensaje citado). ¿Cómo podemos escuchar la voz del Señor y reconocerlo? En la predicación de los Apóstoles y de sus sucesores: en ella resuena la voz de Cristo, que llama a la comunión con Dios y a la plenitud de vida, como leemos hoy en el Evangelio de san Juan: «Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano» (Jn 10, 27-28). Sólo el buen Pastor custodia con inmensa ternura a su grey y la defiende del mal, y sólo en él los fieles pueden poner absoluta confianza.
En esta Jornada de especial oración por las vocaciones, exhorto en particular a los ministros ordenados, para que, estimulados por el Año sacerdotal, se sientan comprometidos «a un testimonio evangélico más intenso e incisivo en el mundo de hoy» (Carta de convocatoria). Recuerden que el sacerdote «continúa la obra de la Redención en la tierra»; acudan «con gusto al sagrario»; entréguense «totalmente a su propia vocación y misión con una ascesis severa»; estén disponibles a la escucha y al perdón; formen cristianamente al pueblo que se les ha confiado; cultiven con esmero la «fraternidad sacerdotal» (cf. ib.). Tomen ejemplo de sabios y diligentes pastores, como hizo san Gregorio Nacianceno, quien escribió a su amigo fraterno y obispo san Basilio: «Enséñanos tu amor a las ovejas, tu solicitud y tu capacidad de comprensión, tu vigilancia..., la severidad en la dulzura, la serenidad y la mansedumbre en la actividad..., las luchas en defensa de la grey, las victorias... conseguidas en Cristo» (Oratio IX, 5: PG 35, 825ab).
Expreso mi agradecimiento a todos los presentes y a cuantos con la oración y el afecto sostienen mi ministerio de Sucesor de Pedro, y sobre cada uno invoco la protección celestial de la Virgen María, a la que nos dirigimos ahora en oración.
Después del «Regina caeli»
(En italiano)
Esta mañana, respectivamente en Roma y en Barcelona, han sido proclamados beatos dos sacerdotes: Angelo Paoli, carmelita, y José Tous y Soler, capuchino.
Del beato Angelo Paoli, originario de Lunigiana, cuya vida se desarrolló entre los siglos XVII y XVIII, me agrada recordar que fue apóstol de la caridad en Roma, llamado “padre de los pobres”. Se dedicó especialmente a los enfermos del Hospital de San Juan, ocupándose también de los convalecientes. Su apostolado obtenía fuerza de la Eucaristía y de la devoción a la Virgen del Carmen, así como de una intensa vida de penitencia. En el Año sacerdotal, con gusto propongo su ejemplo a todos los sacerdotes, de manera especial a cuantos pertenecen a institutos religiosos de vida activa.
(En español)
En este domingo llamado del Buen Pastor, en el que la Iglesia celebra la Jornada de oración por las vocaciones, ha tenido lugar en Barcelona la beatificación del sacerdote capuchino José Tous y Soler, fundador de las Hermanas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor. A pesar de numerosas pruebas y dificultades, nunca se dejó vencer por la amargura o el resentimiento. Destacó por su caridad exquisita y su capacidad para soportar y comprender las deficiencias de los demás. Que su ejemplo e intercesión ayude a todos y especialmente a los sacerdotes a vivir la fidelidad a Cristo. Que el nou Beat Josep Tóus i Soler us beneeixi i us protegeixi. Feliç diumenge. Muchas gracias y feliz domingo.
(En italiano)
Dirijo un saludo especial a la Asociación «Meter», que desde hace 14 años promueve la Jornada nacional para los niños víctimas de la violencia, la explotación y la indiferencia. En esta ocasión quiero sobre todo dar las gracias y alentar a cuantos se dedican a la prevención y a la educación, en particular los padres, los profesores y tantos sacerdotes, religiosas, catequistas y animadores que trabajan con los niños en las parroquias, en las escuelas y en las asociaciones.
© Copyright 2010 - Libreria Editrice Vaticana