San Juan de la Cruz

CANCIONES DEL ALMA

¡Oh noche que guiaste! ¡Oh noche amable, más que alborada! ¡Oh noche que juntaste amado con amada, amada en el amado transformada! En una noche oscura, con ansias, en amores inflamada oh dichosa ventura! Salí sin ser notada, estando ya mi casa sosegada; a oscuras, y segura por la secreta escala disfrazada, oh dichosa ventura!, a oscuras y en celada, estando ya mi casa sosegada; en la noche dichosa, en secreto que nadie me veía, ni yo miraba cosa, sin otra luz y guía. Sino a que en el corazón ardía. Aquesta me guiaba mas cierto que la luz de mediodía adonde me esperaba quien yo bien me sabía en parte donde nadie parecía. En mi pecho florido, que entero para él sólo se guardaba allí quedó dormido y yo le regalaba y el ventalle de cedros aire le daba. El aire de la almena, cuando yo sus cabellos esparcía, con su mano serena en mi cuello hería y todos mis sentidos suspendida. Quédeme y olvídeme el rostro recliné sobre mi amado cesó todo y déjeme, dejando mi cuidado entre las azucenas olvidado…

 

EL PASTORICTO

Y dice el pastorcito:¡Ay, ay desdichado de aquel que de mi amor ha hecho ausencia y no quiere gozar la mi presencia, y el pecho por su amor muy lastimado! Un pastorcico, solo, está apenado ajeno de placer y de contento, y en su pastora puesto el pensamiento y el pecho por amor muy lastimado. No llora por haberle amor llagado que no le pena verse así afligido aunque en el corazón está herido más llora por pensar que está olvidado. Que sólo de pensar que está olvidado de su bella pastora, con gran pena se dexa maltratar en tierra ajena, el pecho de el amor muy lastimado. Y a cabo de un gran rato se ha encumbrado sobre un árbol, do abrió sus brazos bellos; y muerto se ha quedado asido dellos, el pecho de el amor muy lastimado.

 

BUSCANDO MIS AMORES

Ay Ay ¿quién podrá sanarme? Acaba de entregarte ya de vero no quieras enviarme de hoy más ya mensajero, que no saben decirme lo que yo quiero. En soledad vivia y en soledad ha puesto ya su nido y en soledad la guía a solas su querido, también en soledad de amor herido. Buscando mis amores iré por esos montes y riberas; ni cogeré las flores ni temeré las fieras, y pasaré los fuertes y fronters. ¿Adónde te escondiste, amado, y me dejaste con gemido? Como el ciervo huiste, habiéndome herido; salí tras ti clamando, y eras ido. ¿Por qué, pues has llegado aqueste corazón, no le sanaste? Y, pues, me le has robado. ¿por qué así le dejaste, y no tomas el robo que robaste? Apaga mis enojos, pues que ninguno basta a deshacellos, y véante mis ojos, pues eres lumbre dellos, y sólo para ti quiero tenellos. Descubre tu presencia , y mátame tu vista y hermosura. Mira que la dolencia de amor, que no se cura sino con la presencia y figura. La noche sosegada en par de los levantes del aurora, la música callada, la soledad sonora, la cena que recrea y enamora. Mi alma se ha empleado y todo mi caudal en su servicio; ya no guardo ganado, ni ya tengo otro oficio, que ya sólo en amar es mi ejercicio.

 

GLOSA A LO DIVINO

Por toda la hermosura nunca me perderé sino por un no sé qué, que se alcanza por ventura. El que de amor adolesce del divino ser tocado, tiene el gusto tan trocado que a los gustos desfallece como el que con calentura fastidia el manjar que ve y apetece un no sé qué, que se alcanza por ventura. Sabor de bien que es finito lo más que pueda llegar es cansar el apetito y estragar el paladar; y así, por toda dulzura nunca yo me perderé sino por un no sé qué, que se halla por ventura. El corazón generoso nunca cura de parar, donde se puede pasar, sino en más dificultoso; nada le causa hartura y sube tanto su fe, que gusta de un no sé qué, que se halla por ventura. No penséis que el interior que es de mucha más valía halla gozo y alegría en lo que acá da sabor; mas sobre toda hermosura y lo que es y será y fue gusta de allá un no sé qué, que se halla por ventura, mas emplea más cuidado quien se quiere aventajar en lo que está por ganar que en lo que tiene ganado; y así, para más altura yo siempre me inclinaré sobre todo a un no sé qué, que se halla por ventura. Por lo que por el sentido puede acá entenderse aunque sea muy subido ni por gracia y hermosura yo nunca me perderé sino por un no sé qué, que se halla por ventura, cuando tú me mirabas, su gracia en mí tus ojos imprimían, por eso me adamabas, y en eso merecían los míos adorar lo que en ti vían. No quieras despreciarme; que, si color moreno en mí hallaste, ya bien puedes mirarme, después que me miraste, que gracia y hermosura en mí dejaste.