Misa Diaria y Lecturas

¿No puede asistir a la Santa Misa? EWTN le ofrece las lecturas del día para permitirle seguir la Misa diaria en su transmisión por televisión. Las lecturas también son ideales para hallar tiempo durante el día para la reflexión espiritual. Escuche, vea o lea desde la comodidad de su hogar. Esta página incluye las lecturas del día y videos en línea, un recurso para todo el que desee vivir la vida de fe que agrada a nuestro Señor.

Viernes 24 de enero de 2020

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Con textos en español y latín, la Guía para la Misa Global Televisada te guía a lo largo de la Misa diaria que ofrecemos en EWTN.

El Padre Joseph Mary Wolfe dice: «Hemos integrado este pequeño cuadernillo para ti, para ayudarte a unirte a la Iglesia Universal en todo el mundo a cantar las alabanzas del Señor mientras rezamos y cantamos juntos, unidos en el Sagrado Sacrificio de la Misa por EWTN».

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San Francisco de Sales, Obispo, Doctor de la Iglesia (Memoria)

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Primera Lectura

1 Samuel 24:3-21

3Tomó entonces tres mil hombres selectos de todo Israel y marchó en busca de David y sus hombres hacia los roquedales de Yeelim.
4Llegó a unos apriscos que hay junto al camino donde había una cueva y Saúl entró en ella para sus necesidades. David y sus hombres estaban escondidos en el fondo de la cueva.
5Los hombres de David le dijeron:
—Mira, hoy es el día que te anunció el Señor: «Pongo a tu enemigo en tus manos para que hagas con él lo que mejor te parezca». David se levantó y cortó sigilosamente la punta del manto de Saúl.
6Después de esto el corazón de David latía con fuerza por haber cortado la punta del manto de Saúl,
7y dijo a sus hombres:
—Dios me libre de hacer ningún daño a mi señor, al ungido del Señor, de alzar mi mano contra el que es el ungido del Señor.
8Amonestó a sus hombres con palabras enérgicas y les prohibió lanzarse contra Saúl. Saúl salió de la cueva y siguió su camino.
9Después salió también David de la cueva y gritó detrás de él:
—Señor mío, mi rey. Saúl volvió la vista atrás y David inclinándose se postró ante él rostro en tierra,
10y le dijo:
—¿Por qué escuchas a la gente que va diciendo que David busca tu desgracia?
11Hoy han visto tus ojos que el Señor te ha puesto en mis manos en la cueva; me decían que te matara, pero te he respetado, pues me dije: «No alzaré mi mano contra mi señor, puesto que es el ungido del Señor».
12Padre mío, mira en mi mano la punta de tu manto. Si al cortar la punta de tu manto no llegué a matarte, reconoce con claridad que no hay maldad ni delito en mis manos, que nunca he pecado contra ti. Tú, en cambio, me acechas para quitarme la vida.
13Que el Señor juzgue entre tú y yo. Que Él me vengue de ti, porque mi mano nunca caerá sobre ti.
14Como dice el antiguo proverbio: «De los malos brota la maldad». Mi mano nunca caerá sobre ti.
15¿Contra quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién persigues? A un perro muerto, a una pulga.
16Que el Señor sea juez y dictamine entre tú y yo. Que Él examine y defienda mi causa librándome de tus manos.
17Cuando David terminó de decir todo esto a Saúl, éste respondió:
—¿No es ésta tu voz, hijo mío, David? Y alzando la voz rompió a llorar.
18Mientras, decía a David:
—Más justo eres tú que yo. Tú me has proporcionado bienes y yo te he devuelto males.
19Hoy me has demostrado que te portas bien conmigo, que Dios me ha puesto en tus manos y no me has matado.
20¿Qué hombre encuentra a su enemigo y le deja seguir tranquilo su camino? Que el Señor te pague el bien que hoy has hecho conmigo.
21Ahora he comprendido que con toda certeza serás rey y que el reino de Israel se consolidará en tus manos.

Salmo Responsorial

Salmo 57:2-4, 6, 11

2Ten piedad de mí, Dios mío, ten piedad de mí,
que en Ti se refugia mi alma; a la sombra de tus alas me refugio hasta que pase el peligro.
3Invoco al Dios Altísimo,
a Dios que me lo ha hecho todo.
4Enviará desde los cielos a salvarme
afrentará a quien me pisotea. Enviará Dios su misericordia y su fidelidad.
6¡Álzate sobre los cielos, oh Dios,
sobre toda la tierra sea tu gloria!
11Porque tu misericordia es más grande que los cielos,
tu fidelidad, más alta que las nubes.

Evangelio

Marcos 3:13-19

13Y subiendo al monte llamó a los que él quiso, y fueron donde él estaba.
14Y constituyó a doce, para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar
15con potestad de expulsar demonios:
16a Simón, a quien le dio el nombre de Pedro;
17a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes les dio el nombre de Boanerges, es decir, «hijos del trueno»;
18a Andrés, a Felipe, a Bartolomé, a Mateo, a Tomás, a Santiago el de Alfeo, a Tadeo, a Simón el Cananeo
19y a Judas Iscariote, el que le entregó.

Primera Lectura

Efesios 3:8-12

8A mí, el menor de todos los santos, me ha sido otorgada esta gracia: anunciar a los gentiles la insondable riqueza de Cristo
9e iluminar a todos acerca del cumplimiento del misterio que durante siglos estuvo escondido en Dios, el Creador de todas las cosas,
10para dar a conocer ahora a los principados y a las potestades en los cielos las múltiples formas de la sabiduría de Dios, por medio de la Iglesia,
11conforme al plan eterno que ha realizado por medio de Cristo Jesús, Señor nuestro,
12en quien tenemos la segura confianza de llegar a Dios, mediante la fe en él.

Salmo Responsorial

Salmo 37:3-6, 30-31

3(Bet) Confía en el Señor y haz el bien;
habita tu tierra y guarda la fidelidad.
4Pon tu delicia en el Señor,
y te concederá los deseos de tu corazón.
5(Guímel) Encomienda al Señor tu camino,
confía en Él, que Él actuará
6y hará despuntar tu justicia como la aurora,
y tu derecho como luz del mediodía.
30(Pe) La boca del justo habla sabiduría
y su lengua pronuncia lo recto;
31pues en su corazón está la Ley de su Dios:
sus pasos no vacilan.

Evangelio

Juan 15:9-17

9»Como el Padre me amó, así os he amado yo. Permaneced en mi amor.
10Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
11Os he dicho esto para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría sea completa.
12Éste es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado.
13Nadie tiene amor más grande que el de dar uno la vida por sus amigos.
14Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando.
15Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; a vosotros, en cambio, os he llamado amigos, porque todo lo que oí de mi Padre os lo he hecho conocer.
16No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca, para que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda.
17Esto os mando: que os améis los unos a los otros.