Misa Diaria y Lecturas

¿No puede asistir a la Santa Misa? EWTN le ofrece las lecturas del día para permitirle seguir la Misa diaria en su transmisión por televisión. Las lecturas también son ideales para hallar tiempo durante el día para la reflexión espiritual. Escuche, vea o lea desde la comodidad de su hogar. Esta página incluye las lecturas del día y videos en línea, un recurso para todo el que desee vivir la vida de fe que agrada a nuestro Señor.

Miércoles 17 de enero de 2024

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Con textos en español y latín, la Guía para la Misa Global Televisada te guía a lo largo de la Misa diaria que ofrecemos en EWTN.

El Padre Joseph Mary Wolfe dice: «Hemos integrado este pequeño cuadernillo para ti, para ayudarte a unirte a la Iglesia Universal en todo el mundo a cantar las alabanzas del Señor mientras rezamos y cantamos juntos, unidos en el Sagrado Sacrificio de la Misa por EWTN».

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San Antonio, Abad (Memoria)

Primera Opción
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Primera Lectura

1 Samuel 17:32-33, 37, 40-51

32Entonces David dijo a Saúl:
—Que nadie se acobarde por este filisteo. Yo, tu siervo, iré y lucharé con él.
33Y Saúl le respondió:
—Tú no puedes ir a luchar con ese filisteo porque eres un muchacho, en cambio él es un guerrero desde su juventud.
37Y añadió:
—El Señor, que me ha librado de las garras de leones y de osos, me librará también de la mano de ese filisteo. Entonces Saúl le dijo: —Vete y que el Señor esté contigo.
40Tomó el cayado en la mano, escogió en el torrente cinco cantos lisos, los puso en el zurrón que usaba también como saco de piedras y, con la honda en la mano, se aproximó al filisteo.
41El filisteo avanzaba y se acercaba a David precedido de su escudero.
42Cuando el filisteo miró y vio a David, lo despreció; era sólo un muchacho rubio y de buena presencia.
43El filisteo dijo a David:
—¿Soy yo un perro para que te acerques a mí con un cayado? Y maldijo a David por sus dioses falsos.
44Luego dijo a David:
—Ven hasta mí, que voy a entregar tus carnes a las aves del cielo y a las fieras del campo.
45David contestó al filisteo:
—Tú vienes a mí con espada, lanza y jabalina. Yo, en cambio, voy a ti en el nombre del Señor de los ejércitos, del Dios de las huestes de Israel a las que has escarnecido.
46Hoy el Señor te va a entregar en mis manos, te venceré y te arrancaré la cabeza; hoy mismo les daré tu cadáver y los cadáveres de los campamentos filisteos a las aves del cielo y a las fieras de la tierra para que todo el mundo sepa que hay un Dios en Israel.
47Y toda esta asamblea conocerá que el Señor obtiene la salvación no con espada y lanza: que del Señor es esta guerra y Él os entregará en nuestras manos.
48Cuando se levantó el filisteo y fue acercándose a David, éste se apresuró y fue corriendo a la pelea contra el filisteo;
49echó mano al zurrón, sacó una piedra, la lanzó con la honda e hirió al filisteo en la frente. La piedra se le clavó en la frente y se desplomó de bruces.
50Así venció David al filisteo con la honda y la piedra. Lo hirió y lo mató. Y como no tenía espada en su mano,
51fue corriendo, se quedó en pie sobre el filisteo, agarró su misma espada, la desenvainó, lo mató y le cortó la cabeza. Los filisteos, al ver que había muerto su soldado más valiente, se dieron a la fuga.

Salmo Responsorial

Salmo 144:1-2, 9-10

1De David.
Bendito sea el Señor, mi Roca, que adiestra mis manos para la batalla, mis dedos, para la guerra.
2Misericordia mía, fortaleza mía,
mi alcázar y mi libertador; mi escudo con el que me protejo, el que me somete los pueblos.
9Oh Dios, te cantaré un cántico nuevo;
con el arpa de diez cuerdas entonaré salmos para Ti.
10Tú, que das la victoria a los reyes,
que libras a David, tu siervo, de la espada cruel.

Evangelio

Marcos 3:1-6

1De nuevo entró en la sinagoga. Había allí un hombre que tenía la mano seca.
2Le observaban de cerca por si lo curaba en sábado, para acusarle.
3Y le dice al hombre que tenía la mano seca:
—Ponte de pie en medio.
4Y les dice:
—¿Es lícito en sábado hacer el bien o hacer el mal, salvar la vida de un hombre o quitársela? Ellos permanecían callados.
5Entonces, mirando con ira a los que estaban a su alrededor, entristecido por la ceguera de sus corazones, le dice al hombre:
—Extiende la mano. La extendió, y su mano quedó curada.
6Nada más salir, los fariseos con los herodianos llegaron a un acuerdo contra él, para ver cómo perderle.

Primera Lectura

Efesios 6:10-13, 18

10Por lo demás, reconfortaos en el Señor y en la fuerza de su poder;
11revestíos con la armadura de Dios para que podáis resistir las insidias del diablo,
12porque no es nuestra lucha contra la sangre o la carne, sino contra los principados, las potestades, las dominaciones de este mundo de tinieblas, y contra los espíritus malignos que están en los aires.
13Por eso, poneos la armadura de Dios para que podáis resistir en el día malo y, tras vencer en todo, permanezcáis firmes.
18mediante oraciones y súplicas, orando en todo tiempo movidos por el Espíritu, vigilando además con toda constancia y súplica por todos los santos,

Salmo Responsorial

Salmo 16:1-2, 5, 7-8, 11

1Mictam. De David.
Guárdame, Dios mío, que me refugio en Ti.
2Yo digo al Señor:
«Tú eres mi Señor. No tengo otro bien que Tú».
5Señor, Tú eres el lote de mi heredad y de mi copa:
Tú sostienes mi parte.
7Yo bendigo al Señor, que me aconseja;
hasta de noche mi corazón me instruye.
8Pongo ante mí al Señor sin cesar;
con Él a mi derecha, no vacilo.
11Me enseñas la senda de la vida,
saciedad de gozo en tu presencia, dicha perpetua a tu derecha. 

Evangelio

Mateo 19:16-26

16Y se le acercó uno, y le dijo:
—Maestro, ¿qué obra buena debo hacer para alcanzar la vida eterna?
17Él le respondió:
—¿Por qué me preguntas sobre lo bueno? Uno solo es el bueno. Pero si quieres entrar en la Vida, guarda los mandamientos.
18—¿Cuáles? —le preguntó.
Jesús le respondió: —No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no dirás falso testimonio,
19honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo.
20—Todo esto lo he guardado —le dijo el joven—. ¿Qué me falta aún?
21Jesús le respondió:
—Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes y dáselos a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos. Luego, ven y sígueme.
22Al oír el joven estas palabras se marchó triste, porque tenía muchas posesiones.
23Jesús les dijo entonces a sus discípulos:
—En verdad os digo: difícilmente entrará un rico en el Reino de los Cielos.
24Es más, os digo que es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios.
25Cuando oyeron esto sus discípulos, se quedaron muy asombrados y decían:
—Entonces, ¿quién puede salvarse?
26Jesús, con la mirada fija en ellos, les dijo:
—Para el hombre esto es imposible; para Dios, sin embargo, todo es posible.