Misa Diaria y Lecturas
¿No puede asistir a la Santa Misa? EWTN le ofrece las lecturas del día para permitirle seguir la Misa diaria en su transmisión por televisión. Las lecturas también son ideales para hallar tiempo durante el día para la reflexión espiritual. Escuche, vea o lea desde la comodidad de su hogar. Esta página incluye las lecturas del día y videos en línea, un recurso para todo el que desee vivir la vida de fe que agrada a nuestro Señor.
Miércoles 21 de agosto de 2024
* Escoja la fecha en el calendario para ver las lecturas | Acceso al calendario para personas invidentes
También puede ver la Santa Misa diaria desde Madrid, España,
cortesía de Magnificat.tv
SIGUE LA MISA DIARIA
¡Recibe el eBook de la Guía para la Misa Global Televisada por correo electrónico y celebra la belleza universal de la Misa!
Con textos en español y latín, la Guía para la Misa Global Televisada te guía a lo largo de la Misa diaria que ofrecemos en EWTN.
El Padre Joseph Mary Wolfe dice: «Hemos integrado este pequeño cuadernillo para ti, para ayudarte a unirte a la Iglesia Universal en todo el mundo a cantar las alabanzas del Señor mientras rezamos y cantamos juntos, unidos en el Sagrado Sacrificio de la Misa por EWTN».

San Pío X, Papa (Memoria)
Primera Opción
Segunda Opción
Primera Lectura
Ezequiel 34:1-11
1Me fue dirigida la palabra del Señor, diciendo:
2—Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel, profetiza y di a los pastores: «Esto dice el Señor Dios: “¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos: ¿no son los rebaños lo que deben apacentar los pastores?
3Os alimentáis de su leche, os cubrís con su lana y matáis las reses más cebadas, pero no apacentáis el rebaño.
4No habéis robustecido a las débiles ni sanado a las enfermas. No habéis vendado a la herida ni habéis recogido a la descarriada. No habéis buscado a la que se había perdido. Al contrario, las habéis guiado con crueldad y violencia.
5Por falta de pastor fueron dispersadas mis ovejas, y se han convertido en alimento de todas las bestias del campo. Han sido dispersadas.
6Iban errantes mis ovejas por todos los montes, por toda colina elevada. Mis rebaños estaban dispersos por toda la superficie de la tierra y no había quien los buscara, ni se cuidara de ellos”».
7»Por eso, pastores, escuchad la palabra del Señor:
8«Por mi vida, oráculo del Señor Dios: Porque mi rebaño ha sido convertido en objeto de robo y mis ovejas en alimento de todas las bestias del campo por falta de pastor; porque mis pastores no buscaban mi rebaño, sino que se apacentaban a sí mismos y no apacentaban mi rebaño,
9por eso, pastores, escuchad la palabra del Señor.
10Esto dice el Señor Dios: “Estoy contra los pastores: reclamaré mi rebaño de su mano y les impediré pastorear a mis ovejas para que los pastores no vuelvan a apacentarse a sí mismos. Libraré mi rebaño de su boca y nunca más les servirá de alimento”».
11»Porque esto dice el Señor Dios: «Yo mismo buscaré mi rebaño y lo apacentaré.
Salmo Responsorial
Salmo 23:1-6
1Salmo. De David.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
2En verdes prados me hace reposar;
hacia aguas tranquilas me guía;
hacia aguas tranquilas me guía;
3reconforta mi alma,
me conduce por sendas rectas por honor de su Nombre.
me conduce por sendas rectas por honor de su Nombre.
4Aunque camine por valles oscuros,
no temo ningún mal, porque Tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me sosiegan.
no temo ningún mal, porque Tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me sosiegan.
5Preparas una mesa para mí
frente a mis adversarios. Unges con óleo mi cabeza, mi copa rebosa.
frente a mis adversarios. Unges con óleo mi cabeza, mi copa rebosa.
6Tu bondad y misericordia me acompañan
todos los días de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor por dilatados días.
todos los días de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor por dilatados días.
Evangelio
Mateo 20:1-16
1»El Reino de los Cielos es como un hombre, dueño de una propiedad, que salió al amanecer a contratar obreros para su viña.
2Después de haber convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.
3Salió también hacia la hora tercia y vio a otros que estaban en la plaza parados,
4y les dijo: «Id también vosotros a mi viña y os daré lo que sea justo».
5Ellos marcharon. De nuevo salió hacia la hora sexta y de nona e hizo lo mismo.
6Hacia la hora undécima volvió a salir y todavía encontró a otros parados, y les dijo: «¿Cómo es que estáis aquí todo el día ociosos?»
7Le contestaron: «Porque nadie nos ha contratado». Les dijo: «Id también vosotros a mi viña».
8A la caída de la tarde le dijo el amo de la viña a su administrador: «Llama a los obreros y dales el jornal, empezando por los últimos hasta llegar a los primeros».
9Vinieron los de la hora undécima y percibieron un denario cada uno.
10Y cuando llegaron los primeros pensaron que cobrarían más, pero también ellos recibieron un denario cada uno.
11Al recibirlo, se pusieron a murmurar contra el dueño:
12«A estos últimos que han trabajado sólo una hora los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado el peso del día y del calor».
13Él le respondió a uno de ellos: «Amigo, no te hago ninguna injusticia; ¿acaso no conviniste conmigo en un denario?
14Toma lo tuyo y vete; quiero dar a este último lo mismo que a ti.
15¿No puedo yo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O es que vas a ver con malos ojos que yo sea bueno?»
16Así los últimos serán primeros y los primeros últimos.
Primera Lectura
1 Tesalonicenses 2:2-8
2sino que, como sabéis, después de haber padecido sufrimientos e injurias en Filipos, tuvimos confianza en nuestro Dios para predicaros el Evangelio de Dios en medio de muchos combates.
3Nuestra exhortación no procede, por eso, del error ni de la impureza, ni es engañosa.
4Al contrario, ya que Dios nos ha encontrado dignos de confiarnos el Evangelio, hablamos no como quien busca agradar a los hombres, sino a Dios, que ve el fondo de nuestros corazones.
5Como sabéis, nunca nos hemos movido con palabras aduladoras, ni por avaricia disimulada —Dios es testigo—,
6ni buscando gloria humana, ni de vosotros ni de nadie.
7Aunque, como apóstoles de Cristo, podríamos haber impuesto el peso de nuestra autoridad, sin embargo nos comportamos con dulzura entre vosotros. Como una madre que da alimento y calor a sus hijos,
8así, movidos por nuestro amor, queríamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino incluso nuestras propias vidas, ¡tanto os llegamos a querer!
Salmo Responsorial
Salmo 89:2-5, 21-22, 25, 27
2Las misericordias del Señor cantaré eternamente;
de generación en generación anunciaré con mi boca tu fidelidad.
de generación en generación anunciaré con mi boca tu fidelidad.
3Pues he dicho:
«La misericordia está edificada para siempre; tu fidelidad está firme en los cielos».
«La misericordia está edificada para siempre; tu fidelidad está firme en los cielos».
4«Una alianza sellé con mi elegido,
juré a David, mi siervo:
juré a David, mi siervo:
5“Afirmaré tu descendencia para siempre,
construiré tu trono por todas las generaciones”». (Pausa)
construiré tu trono por todas las generaciones”». (Pausa)
21He hallado a David, mi siervo,
lo he ungido con mi óleo santo.
lo he ungido con mi óleo santo.
22Mi mano estará firme con él,
mi brazo le hará fuerte.
mi brazo le hará fuerte.
25Con él estarán mi fidelidad y misericordia,
y en mi Nombre será exaltado su poder.
y en mi Nombre será exaltado su poder.
27Él me invocará: “Tú eres mi Padre,
mi Dios, la Roca de mi salvación”.
mi Dios, la Roca de mi salvación”.
Evangelio
Juan 21:15-17
15Cuando acabaron de comer, le dijo Jesús a Simón Pedro:
—Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Le respondió: —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dijo: —Apacienta mis corderos.
—Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Le respondió: —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dijo: —Apacienta mis corderos.
16Volvió a preguntarle por segunda vez:
—Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Le respondió: —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dijo: —Pastorea mis ovejas.
—Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Le respondió: —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dijo: —Pastorea mis ovejas.
17Le preguntó por tercera vez:
—Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció porque le preguntó por tercera vez: «¿Me quieres?», y le respondió: —Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero. Le dijo Jesús: —Apacienta mis ovejas.
—Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció porque le preguntó por tercera vez: «¿Me quieres?», y le respondió: —Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero. Le dijo Jesús: —Apacienta mis ovejas.