Misa Diaria y Lecturas

¿No puede asistir a la Santa Misa? EWTN le ofrece las lecturas del día para permitirle seguir la Misa diaria en su transmisión por televisión. Las lecturas también son ideales para hallar tiempo durante el día para la reflexión espiritual. Escuche, vea o lea desde la comodidad de su hogar. Esta página incluye las lecturas del día y videos en línea, un recurso para todo el que desee vivir la vida de fe que agrada a nuestro Señor.

Domingo 4 de mayo de 2025

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El Padre Joseph Mary Wolfe dice: «Hemos integrado este pequeño cuadernillo para ti, para ayudarte a unirte a la Iglesia Universal en todo el mundo a cantar las alabanzas del Señor mientras rezamos y cantamos juntos, unidos en el Sagrado Sacrificio de la Misa por EWTN».

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III Domingo de Pascua

Gloria – Creed

Primera Lectura

Hechos 5:27-32, 40-41

27Los condujeron y presentaron al Sanedrín. El sumo sacerdote les interrogó:
28—¿No os habíamos mandado expresamente que no enseñaseis en ese nombre? En cambio, vosotros habéis llenado Jerusalén con vuestra doctrina y queréis hacer recaer sobre nosotros la sangre de ese hombre.
29Pedro y los apóstoles respondieron:
—Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.
30El Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús, al que vosotros matasteis colgándolo de un madero.
31A éste lo exaltó Dios a su derecha, como Príncipe y Salvador, para otorgar a Israel la conversión y el perdón de los pecados.
32Y de estas cosas somos testigos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios ha dado a todos los que le obedecen.
40Entonces llamaron a los apóstoles, los azotaron, les ordenaron no hablar en el nombre de Jesús y los soltaron.
41Ellos salían gozosos de la presencia del Sanedrín, porque habían sido dignos de ser ultrajados a causa del Nombre.

Salmo Responsorial

Salmo 30:2, 4-6, 11-13

2Te ensalzaré, Señor, porque me has librado,
no has dejado a mis enemigos alegrarse a mi costa.
4Señor, sacaste mi alma del sheol,
me hiciste revivir cuando bajaba a la tumba.
5Entonad, fieles, salmos al Señor,
alabad su santo Nombre,
6porque su ira dura un instante,
su bondad, toda la vida; al atardecer se hospeda el llanto, al amanecer, el júbilo.
11Escucha, Señor, ten piedad de mí.
Señor, sé mi socorro.
12Has cambiado mi llanto en danza,
has desatado mi saco y me has vestido de alegría.
13Por eso mi corazón te entona salmos sin cesar.
Señor, Dios mío, te alabaré por siempre. 

Segunda Lectura

Apocalipsis 5:11-14

11En la visión oí un clamor de muchos ángeles que rodeaban el trono, a los seres vivos y a los ancianos. Su número era de miríadas de miríadas y millares de millares,
12que aclamaban con gran voz:
«Digno es el Cordero inmolado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza».
13Y a toda criatura que existe en el cielo y en la tierra, por debajo de la tierra y en el mar, y a todo cuanto existe en ellos, les oí decir:
«Al que está sentado en el trono y al Cordero, la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos».
14Y los cuatro seres vivos respondían:
—Amén. Y los ancianos se postraron y adoraron.

Evangelio

Juan 21:1-19

1Después volvió a aparecerse Jesús a sus discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se apareció así:
2estaban juntos Simón Pedro y Tomás —el llamado Dídimo—, Natanael —que era de Caná de Galilea—, los hijos de Zebedeo y otros dos de sus discípulos.
3Les dijo Simón Pedro:
—Voy a pescar. Le contestaron: —Nosotros también vamos contigo. Salieron y subieron a la barca. Pero aquella noche no pescaron nada.
4Cuando ya amaneció, se presentó Jesús en la orilla, pero sus discípulos no se dieron cuenta de que era Jesús.
5Les dijo Jesús:
—Muchachos, ¿tenéis algo de comer? —No —le contestaron.
6Él les dijo:
—Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis. La echaron, y casi no eran capaces de sacarla por la gran cantidad de peces.
7Aquel discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro:
—¡Es el Señor! Al oír Simón Pedro que era el Señor se ató la túnica, porque estaba desnudo, y se echó al mar.
8Los otros discípulos vinieron en la barca, pues no estaban lejos de tierra, sino a unos doscientos codos, arrastrando la red con los peces.
9Cuando descendieron a tierra vieron unas brasas preparadas, un pez encima y pan.
10Jesús les dijo:
—Traed algunos de los peces que habéis pescado ahora.
11Subió Simón Pedro y sacó a tierra la red llena de ciento cincuenta y tres peces grandes. Y a pesar de ser tantos no se rompió la red.
12Jesús les dijo:
—Venid a comer. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Tú quién eres?», pues sabían que era el Señor.
13Vino Jesús, tomó el pan y lo distribuyó entre ellos, y lo mismo el pez.
14Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
15Cuando acabaron de comer, le dijo Jesús a Simón Pedro:
—Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Le respondió: —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dijo: —Apacienta mis corderos.
16Volvió a preguntarle por segunda vez:
—Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Le respondió: —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dijo: —Pastorea mis ovejas.
17Le preguntó por tercera vez:
—Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció porque le preguntó por tercera vez: «¿Me quieres?», y le respondió: —Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero. Le dijo Jesús: —Apacienta mis ovejas.
18En verdad, en verdad te digo: cuando eras más joven te ceñías tú mismo y te ibas adonde querías; pero cuando envejezcas extenderás tus manos y otro te ceñirá y llevará adonde no quieras
19—esto lo dijo indicando con qué muerte había de glorificar a Dios.
Y dicho esto, añadió: —Sígueme.