Misa Diaria y Lecturas
¿No puede asistir a la Santa Misa? EWTN le ofrece las lecturas del día para permitirle seguir la Misa diaria en su transmisión por televisión. Las lecturas también son ideales para hallar tiempo durante el día para la reflexión espiritual. Escuche, vea o lea desde la comodidad de su hogar. Esta página incluye las lecturas del día y videos en línea, un recurso para todo el que desee vivir la vida de fe que agrada a nuestro Señor.
Martes 22 de julio de 2025
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Con textos en español y latín, la Guía para la Misa Global Televisada te guía a lo largo de la Misa diaria que ofrecemos en EWTN.
El Padre Joseph Mary Wolfe dice: «Hemos integrado este pequeño cuadernillo para ti, para ayudarte a unirte a la Iglesia Universal en todo el mundo a cantar las alabanzas del Señor mientras rezamos y cantamos juntos, unidos en el Sagrado Sacrificio de la Misa por EWTN».

Santa María Magdalena (Fiesta)
Gloria
Primera Opción
Segunda Opción
Primera Lectura
Éxodo 14:21--15:1
14
21Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor, mediante un viento solano que sopló toda la noche, empujó el mar hasta que se secó, y se dividieron las aguas.
22Los hijos de Israel entraron por medio del mar como por lo seco y las aguas formaban como una muralla a derecha e izquierda.
23Los egipcios los persiguieron con todos los caballos del Faraón, los carros y los guerreros, entrando tras ellos hasta el medio del mar.
24Al romper el alba el Señor observó desde la columna de nube y fuego los campamentos de los egipcios y los desbarató.
25Hizo que se trabaran las ruedas de sus carros, de modo que avanzaran con dificultad. Entonces los egipcios se dijeron:
—Huyamos de delante de Israel porque el Señor combate a su favor en contra de los egipcios.
—Huyamos de delante de Israel porque el Señor combate a su favor en contra de los egipcios.
26El Señor dijo a Moisés:
—Extiende tu mano sobre el mar y las aguas se volverán sobre los egipcios, sobre sus carros y sus guerreros.
—Extiende tu mano sobre el mar y las aguas se volverán sobre los egipcios, sobre sus carros y sus guerreros.
27Extendió Moisés su mano sobre el mar y éste volvió a su estado habitual al rayar el día. Los egipcios al huir, se encontraron con las aguas y así el Señor precipitó a los egipcios al medio del mar.
28Las aguas volvieron, y cubrieron los carros y los guerreros de todo el ejército del Faraón, que había entrado tras ellos en el mar. No escapó ni uno solo.
29Los hijos de Israel pasaron por medio del mar como por lo seco y las aguas formaban como una muralla a derecha e izquierda.
30Así el Señor salvó aquel día a Israel de la mano de los egipcios, e Israel pudo ver a los egipcios muertos a la orilla del mar.
31Israel vio la mano poderosa con la que el Señor trató a Egipto, y el pueblo temió al Señor y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo.
15
1Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este cántico al Señor. Y decían:
—Quiero cantar al Señor, vencedor excelso: caballos y caballeros al mar ha precipitado.
—Quiero cantar al Señor, vencedor excelso: caballos y caballeros al mar ha precipitado.
Salmo Responsorial
Éxodo 15:8-10, 12, 17
8Al soplo de tu ira se amontonaron las aguas;
las olas como un dique se elevaron; y en el fondo del mar se cuajaron los abismos.
las olas como un dique se elevaron; y en el fondo del mar se cuajaron los abismos.
9Decíase el enemigo: «Los perseguiré,
les daré alcance; repartiré el botín, quedará saciada mi codicia; voy a desenvainar la espada, los exterminará mi mano».
les daré alcance; repartiré el botín, quedará saciada mi codicia; voy a desenvainar la espada, los exterminará mi mano».
10Pero soplaste con tu aliento y el mar los cubrió;
como plomo se hundieron en las profundas aguas.
como plomo se hundieron en las profundas aguas.
12Extendiste tu diestra y la tierra los tragó.
17Los llevarás y los plantarás en el monte de tu heredad,
el lugar que tú, Señor, te has preparado como trono, en el Santuario que han fundado tus manos, Señor.
el lugar que tú, Señor, te has preparado como trono, en el Santuario que han fundado tus manos, Señor.
Evangelio
Juan 20:1-2, 11-18
1El día siguiente al sábado, muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio quitada la piedra del sepulcro.
2Entonces echó a correr, llegó hasta donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, el que Jesús amaba, y les dijo:
—Se han llevado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto.
—Se han llevado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto.
11María estaba fuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro,
12y vio a dos ángeles de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies, donde había sido colocado el cuerpo de Jesús.
13Ellos dijeron:
—Mujer, ¿por qué lloras? —Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto —les respondió.
—Mujer, ¿por qué lloras? —Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto —les respondió.
14Dicho esto, se volvió hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús.
15Le dijo Jesús:
—Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: —Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.
—Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: —Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.
16Jesús le dijo:
—¡María! Ella, volviéndose, exclamó en hebreo: —¡Rabbuni! —que quiere decir: «Maestro».
—¡María! Ella, volviéndose, exclamó en hebreo: —¡Rabbuni! —que quiere decir: «Maestro».
17Jesús le dijo:
—Suéltame, que aún no he subido a mi Padre; pero vete donde están mis hermanos y diles: «Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios».
—Suéltame, que aún no he subido a mi Padre; pero vete donde están mis hermanos y diles: «Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios».
18Fue María Magdalena y anunció a los discípulos:
—¡He visto al Señor!, y me ha dicho estas cosas.
—¡He visto al Señor!, y me ha dicho estas cosas.
The Gospel is proper
Primera Lectura
Primera Opción
Segunda Opción
El Cantar de los Cantares 3:1-4
1En mi lecho, por las noches,
busqué al que ama mi alma, y no lo encontré.
busqué al que ama mi alma, y no lo encontré.
2Me levantaré y rondaré por la ciudad,
por calles y plazas, buscaré al que ama mi alma. Lo busqué, pero no lo encontré.
por calles y plazas, buscaré al que ama mi alma. Lo busqué, pero no lo encontré.
3Me encontraron los guardias
que rondan por la ciudad: «¿Habéis visto al que ama mi alma?»
que rondan por la ciudad: «¿Habéis visto al que ama mi alma?»
4Apenas los pasé, cuando encontré
al que ama mi alma. Lo abracé y no lo soltaré hasta hacerlo entrar en casa de mi madre, en la alcoba de la que me concibió.
al que ama mi alma. Lo abracé y no lo soltaré hasta hacerlo entrar en casa de mi madre, en la alcoba de la que me concibió.
2 Corintios 5:14-17
14Porque el amor de Cristo nos urge, persuadidos de que si uno murió por todos, en consecuencia todos murieron.
15Y murió por todos a fin de que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
16De manera que desde ahora no conocemos a nadie según la carne; y si conocimos a Cristo según la carne, ahora ya no le conocemos así.
17Por tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva criatura: lo viejo pasó, ya ha llegado lo nuevo.
Salmo Responsorial
Salmo 63:2-6, 8-9
2Oh Dios, Tú eres mi Dios, al alba te busco,
mi alma tiene sed de Ti, por Ti mi carne desfallece, en tierra desierta y seca, sin agua.
mi alma tiene sed de Ti, por Ti mi carne desfallece, en tierra desierta y seca, sin agua.
3Por eso te contemplo en el Santuario,
para ver tu poder y tu gloria
para ver tu poder y tu gloria
4Tu misericordia vale más que la vida,
mis labios te alabarán.
mis labios te alabarán.
5Así, te bendeciré toda mi vida,
a tu Nombre alzaré mis manos.
a tu Nombre alzaré mis manos.
6Como de enjundia y de grosura
se saciará mi alma, y con labios jubilosos te alabará mi boca.
se saciará mi alma, y con labios jubilosos te alabará mi boca.
8porque Tú eres mi socorro,
canto gozoso a la sombra de tus alas.
canto gozoso a la sombra de tus alas.
9A Ti se aferra mi alma,
tu diestra me sostiene.
tu diestra me sostiene.
Evangelio
Juan 20:1-2, 11-18
1El día siguiente al sábado, muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio quitada la piedra del sepulcro.
2Entonces echó a correr, llegó hasta donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, el que Jesús amaba, y les dijo:
—Se han llevado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto.
—Se han llevado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto.
11María estaba fuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro,
12y vio a dos ángeles de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies, donde había sido colocado el cuerpo de Jesús.
13Ellos dijeron:
—Mujer, ¿por qué lloras? —Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto —les respondió.
—Mujer, ¿por qué lloras? —Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto —les respondió.
14Dicho esto, se volvió hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús.
15Le dijo Jesús:
—Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: —Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.
—Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: —Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.
16Jesús le dijo:
—¡María! Ella, volviéndose, exclamó en hebreo: —¡Rabbuni! —que quiere decir: «Maestro».
—¡María! Ella, volviéndose, exclamó en hebreo: —¡Rabbuni! —que quiere decir: «Maestro».
17Jesús le dijo:
—Suéltame, que aún no he subido a mi Padre; pero vete donde están mis hermanos y diles: «Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios».
—Suéltame, que aún no he subido a mi Padre; pero vete donde están mis hermanos y diles: «Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios».
18Fue María Magdalena y anunció a los discípulos:
—¡He visto al Señor!, y me ha dicho estas cosas.
—¡He visto al Señor!, y me ha dicho estas cosas.