Misa Diaria y Lecturas
¿No puede asistir a la Santa Misa? EWTN le ofrece las lecturas del día para permitirle seguir la Misa diaria en su transmisión por televisión. Las lecturas también son ideales para hallar tiempo durante el día para la reflexión espiritual. Escuche, vea o lea desde la comodidad de su hogar. Esta página incluye las lecturas del día y videos en línea, un recurso para todo el que desee vivir la vida de fe que agrada a nuestro Señor.
Miércoles 19 de noviembre de 2025
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El Padre Joseph Mary Wolfe dice: «Hemos integrado este pequeño cuadernillo para ti, para ayudarte a unirte a la Iglesia Universal en todo el mundo a cantar las alabanzas del Señor mientras rezamos y cantamos juntos, unidos en el Sagrado Sacrificio de la Misa por EWTN».

Feria
Primera Lectura
2 Macabeos 7:1, 20-31
1Sucedió asimismo que siete hermanos, que habían sido detenidos con su madre, eran obligados por el rey a comer carne de cerdo prohibida, flagelándoles con látigos y vergajos.
20La madre fue de todo punto admirable y digna de gloriosa memoria. Viendo morir a sus siete hijos en el plazo de un día, lo soportaba con serenidad gracias a la esperanza en el Señor.
21Exhortaba en su lengua patria a cada uno de ellos llena de nobles sentimientos; e imprimiendo a su talante femenino un coraje varonil les decía:
22—No sé cómo aparecisteis en mi vientre; yo no os di el espíritu y la vida, ni puse en orden los miembros de cada uno de vosotros.
23Por eso el creador del mundo, que plasmó al hombre en el principio y dispuso el origen de todas las cosas, os devolverá de nuevo misericordiosamente el espíritu y la vida, puesto que ahora, a causa de sus leyes, no os preocupáis de vosotros mismos.
24Antíoco, pensando que era despreciado y sospechando que se trataba de palabras injuriosas, como todavía quedaba el más joven, no sólo le hacía exhortaciones con palabras, sino que le prometía bajo juramento que le haría a la vez rico y feliz si abandonaba las costumbres de sus padres; que lo tendría como amigo y le confiaría cargos.
25Como el joven no le hacía ningún caso, el rey llamó a la madre y le instaba para que aconsejara al muchacho que se salvase.
26Después de que el rey le recomendara muchas cosas, ella aceptó persuadir a su hijo.
27E inclinándose hacia él, y riéndose del cruel tirano, le habló así en la lengua patria:
—Hijo, apiádate de mí que te he llevado nueve meses en el vientre, te he amamantado durante tres años, te he educado y guiado hasta esta edad, y te he proporcionado el alimento.
—Hijo, apiádate de mí que te he llevado nueve meses en el vientre, te he amamantado durante tres años, te he educado y guiado hasta esta edad, y te he proporcionado el alimento.
28Te suplico, hijo, que mires el cielo y la tierra, y viendo todo lo que hay en ellos reconozcas que Dios no los ha hecho de cosas ya existentes, y que lo mismo sucede con el género humano.
29No tengas miedo de este verdugo, sino sé digno de tus hermanos, acepta la muerte para que, en el tiempo de la misericordia, te recupere junto con tus hermanos.
30Apenas ella terminó de hablar, el joven respondió:
—¿A qué esperáis? Yo no voy a obedecer el mandato del rey, sino que obedezco el mandamiento de la Ley que fue dada a nuestros padres por medio de Moisés.
—¿A qué esperáis? Yo no voy a obedecer el mandato del rey, sino que obedezco el mandamiento de la Ley que fue dada a nuestros padres por medio de Moisés.
31Y tú, que has sido el iniciador de todos los males contra los hebreos, no escaparás de las manos de Dios.
Salmo Responsorial
Salmo 17:1, 5-6, 8, 15
1Oración. De David.
Escucha, Señor, mi demanda, atiende a mi clamor, presta oído a mi súplica, que en mis labios no hay engaño.
Escucha, Señor, mi demanda, atiende a mi clamor, presta oído a mi súplica, que en mis labios no hay engaño.
5manteniendo firmes mis pasos en tus sendas,
para que no vacilaran mis pies.
para que no vacilaran mis pies.
6Yo te invoco porque Tú me escuchas, Dios mío.
Inclina tu oído hacia mí, escucha mis palabras.
Inclina tu oído hacia mí, escucha mis palabras.
8Guárdame como la niña de tus ojos;
a la sombra de tus alas escóndeme
a la sombra de tus alas escóndeme
15Pero yo, en justicia, contemplaré tu rostro,
y, al despertar, me saciaré de tu presencia.
y, al despertar, me saciaré de tu presencia.
Evangelio
Lucas 19:11-28
11Mientras estaban oyendo estas cosas, les añadió una parábola, porque él estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el Reino de Dios se manifestaría enseguida.
12Dijo pues:
—Un hombre noble marchó a una tierra lejana a recibir la investidura real y volverse.
—Un hombre noble marchó a una tierra lejana a recibir la investidura real y volverse.
13Llamó a diez siervos suyos, les dio diez minas y les dijo: «Negociad hasta mi vuelta».
14Sus ciudadanos le odiaban y enviaron una embajada tras él para decir: «No queremos que éste reine sobre nosotros».
15Al volver, recibida ya la investidura real, mandó llamar ante sí a aquellos siervos a quienes había dado el dinero, para saber cuánto habían negociado.
16Vino el primero y dijo: «Señor, tu mina ha producido diez».
17Y le dijo: «Muy bien, siervo bueno, porque has sido fiel en lo poco, ten potestad sobre diez ciudades».
18Vino el segundo y dijo: «Señor, tu mina ha producido cinco».
19Le dijo a éste: «Tú ten también el mando de cinco ciudades».
20Vino el otro y dijo: «Señor, aquí está tu mina, que he tenido guardada en un pañuelo;
21pues tuve miedo de ti porque eres hombre severo, recoges lo que no depositaste y cosechas lo que no sembraste».
22Le dice: «Por tus palabras te juzgo, siervo malo; ¿sabías que yo soy hombre severo, que recojo lo que no he depositado y cosecho lo que no he sembrado?
23¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco? Así, al volver yo lo hubiera retirado con los intereses».
24Y les dijo a los presentes: «Quitadle la mina y dádsela al que tiene diez».
25Entonces le dijeron: «Señor, ya tiene diez minas».
26Os digo: «A todo el que tiene se le dará, pero al que no tiene incluso lo que tiene se le quitará.
27En cuanto a esos enemigos míos que no han querido que yo reinara sobre ellos, traedlos aquí y matadlos en mi presencia».
28Dicho esto, caminaba delante de ellos subiendo a Jerusalén.