CANONIZACION DEL PADRE PIO

CIUDAD DEL VATICANO, 16 JUN 2002 (VIS).-Juan Pablo II celebró la Eucaristía a las 10,00 ante más de 300.000 personas que abarrotaron la Plaza de San Pedro y las calles adyacentes para asistir a la canonización del beato italiano Padre Pío de Pietrelcina (en el siglo Francesco Forgione), presbítero, de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos.

A la ceremonia de hoy asistieron los protagonistas de los dos milagros del fraile: Consiglia de Martino, que se curó en 1992 de manera inexplicable de una rotura de un vaso linfático que la llevaba irremediablemente a la muerte, y el niño Matteo Colella, que hoy tiene casi diez años y que hace dos entró en coma irreversible por una meningitis fulminante.

En la homilía, el Papa afirmó que las palabras de Jesús a sus discípulos "Mi yugo es suave y mi carga ligera" son "una magnífica síntesis de toda la existencia del Padre Pío de Pietrelcina, hoy proclamado santo. La imagen evangélica del 'yugo' evoca las numerosas pruebas que el humilde capuchino de San Giovanni Rotondo tuvo que afrontar. (...) La vida y la misión del Padre Pío testimonian que las dificultades y los dolores, si se aceptan con amor, se transforman en un camino privilegiado de santidad".

"El Padre Pío ha sido un generoso distribuidor de la misericordia divina, mostrándose disponible a todos a través de la acogida, la dirección espiritual, y especialmente la administración del sacramento de la Penitencia. El ministerio de la confesión, que constituye uno de los rasgos característicos de su apostolado, atrajo a muchos fieles al Convento de San Giovanni Rotondo", dijo el Papa durante la homilía, recordando que él mismo se confesó con el fraile. "Aun cuando aquel singular confesor trataba a los fieles con aparente dureza, estos, al ser conscientes de la gravedad del pecado y sinceramente arrepentidos, casi siempre volvían para recibir el abrazo pacífico del perdón sacramental". Y pidió que "su ejemplo anime a los sacerdotes a realizar con alegría y asiduidad este ministerio".

El Santo Padre puso de relieve que "la raíz profunda de tanta fecundidad espiritual del nuevo santo se encuentra en aquella íntima y constante unión con Dios de la que eran testimonios elocuentes las largas horas pasadas en oración. (...) Esta característica fundamental de su espiritualidad sigue en los 'Grupos de Oración' fundados por él, que ofrecen a la Iglesia y a la sociedad la formidable contribución de una oración incesante y confiada. El Padre Pío unía a la oración una intensa actividad caritativa de la que es una expresión extraordinaria la 'Casa del Alivio del Sufrimiento'. Oración y caridad -concluyó-, una síntesis concreta de la enseñanza del Padre Pío, que hoy vuelve a ser propuesta a todos".

Acabada la misa y antes de rezar el Angelus, el Papa saludó a cuantos habían participado en la celebración: cardenales, arzobispos, obispos, el ministro general de los Capuchinos, los hermanos de la Orden del Padre Pío, así como a las autoridades civiles y militares italianas.

"Pienso de forma particular -agregó- en todos los peregrinos reunidos en esta Plaza y en las calles adyacentes, especialmente en aquellos que han hecho frente al sacrificio de estar tanto tiempo de pie. También saludo a los fieles reunidos en oración en San Giovanni Rotondo y a cuantos se han unido a nosotros mediante la televisión. Exhorto a cada uno a perseverar tras las huellas de San Pío de Pietrelcina y anuncio con agrado que su memoria litúrgica con el grado de 'obligatoria' se incluirá en el Calendario Romano general el 23 de septiembre, día de su nacimiento para el Cielo".

Al final, subido en el "papamóvil" recorrió la Plaza de San Pedro y la Via della Conciliazione para saludar a las decenas de miles de fieles llegados de toda Italia y de otros países, que tuvieron que aguantar temperaturas superiores a 35 grados, y que fueron regados con mangueras de agua para evitar que sufrieran lipotimias o deshidratacionesl.

17-Junio-2002 -- Servicio Informativo del Vaticano