Regina Caeli 16 de mayo

Autor: Juan Pablo II

JUAN PABLO II

REGINA CÆLIDomingo 16 de mayo de 2004

Dirijo un cordial saludo a los cardenales, a los patriarcas, a los obispos, a las autoridades civiles y a todos los peregrinos que han participado en esta solemne celebración. 

Doy una cordial bienvenida a los peregrinos libaneses que han venido para la canonización de Nimatullah Al-Hardini, y saludo muy especialmente a Su Beatitud el patriarca Nasrallah Pierre Sfeir y a su excelencia el general Émile Lahoud, presidente de la República del Líbano. Deseo que el nuevo santo interceda ante Dios para que sus compatriotas avancen por los caminos de la paz y de la fraternidad. 
Saludo a los peregrinos de lengua española:  al señor cardenal arzobispo de Barcelona, a los obispos, sacerdotes y fieles venidos de España y de América, y muy especialmente a los Hijos de la Sagrada Familia y a las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret, fundados por el nuevo santo José Manyanet. Que, siguiendo su ejemplo, y con su intercesión, caminéis todos por la vía de la santidad, siguiendo el modelo del hogar de Nazaret. 

Saludo al cardenal arzobispo de Milán y a los demás prelados presentes, así como a la delegación del Gobierno italiano y a todas las personalidades que han participado. Saludo a cuantos han venido para honrar a los nuevos santos, en particular a los hijos y a las hijas espirituales de don Orione, provenientes de Italia y de diversas partes del mundo; a los Rogacionistas y a las Hijas del Divino Celo; a las Hermanas de la Sagrada Familia, a la Congregación de la Sagrada Familia de Bérgamo y a la peregrinación diocesana de Milán. 

Por último, saludo en especial a la Policía de Estado en la celebración de su aniversario, y le expreso mi agradecimiento y aprecio por el servicio prestado generosamente al orden, a la seguridad y a la tranquilidad de los ciudadanos. 

Deseo a todos los presentes que el testimonio de los santos sea para cada uno estímulo y apoyo en el servicio diario a Dios y al prójimo. Lo obtenga la santísima Virgen María, a la que los nuevos santos veneraron con amor de hijos y a la que nos dirigimos con confianza. 

Saludo también a los peregrinos que han venido de Polonia para la canonización y a los demás grupos, sobre todo a la benemérita cofradía "Bractwo Kiukowe".

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