Regina caeli, 24 de mayo
VISITA PASTORAL A LA ARCHIDIÓCESIS DE TURÍN
REGINA CAELI DE SU SANTIDAD JUAN PABLO IIDomingo 24 de mayo de 1998
Amadísimos hermanos y hermanas:
1. Vamos a cantar ahora juntos el Regina caeli, plegaria mariana que nos hace revivir la intensa alegría pascual de la Virgen ante la resurrección de su Hijo. María acompaña solícitamente el camino de los creyentes, y vuestra ciudad tiene muchos signos de su protección especial. Precisamente frente a mí se yergue la iglesia dedicada a la Gran Madre de Dios, una de las muchas que la piedad de los turineses ha construido en honor de la Virgen.
¡Cómo no recordar, además, la filial devoción mariana de los numerosos santos y beatos originarios de Turín y, en particular, de san Juan Bosco, que siempre fue un gran devoto de María Auxiliadora, cuya memoria litúrgica se celebra hoy! María es Madre nuestra y auténtica ayuda para todo cristiano.
2. El pensamiento va hoy espontáneamente al lugar, poco distante de aquí, donde se conserva la Sábana santa. El icono de la pasión del Hombre crucificado nos remite al momento en que María, ante el inaudito dolor de su Hijo crucificado, vivió la mayor prueba de su vida y la superó en la fe. Fue entonces cuando Jesús, desde la cruz, nos encomendó a ella como hijos. Y María nos acogió.
Confiando en su amor materno, le pedimos ahora que interceda por nosotros, por las familias, por los enfermos, por los que sufren, por la Iglesia, por la ciudad de Turín, por Italia y por el mundo entero.
Le pedimos de manera muy especial que proteja a la juventud turinesa y, sobre todo, al numeroso grupo de muchachos y muchachas aquí presentes, que tomaron parte en la Jornada mundial de la juventud, en París, en agosto del año pasado.
Ojalá que con su ayuda se realice en la existencia de cada uno el plan de la salvación divina, como sucedió en la vida de los tres nuevos beatos, que hoy contemplamos en la gloria del Paraíso. Por último, quisiera expresar mi alegría por la voluntad de paz y reconciliación, puesta de manifiesto en el referéndum popular de ayer en Irlanda. Deseo de corazón que esas poblaciones prosigan con valentía por el camino emprendido.
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