Regina coeli del domingo 24 de mayo de 1981
JUAN PABLO IIREGINA CAELI
Domingo 24 de mayo de 1981
Desde el Policlínico Gemelli
¡Alabado sea Jesucristo!
Deseo dirigirme hoy, de modo particular, a todos los enfermos, para decirles yo, enfermo como ellos, una palabra de consuelo y de esperanza.
Cuando, al día siguiente de mi elección a la Cátedra de Pedro, vine de visita al Policlínico Gemelli, dije: Quiero "que mi ministerio papal se apoye sobre todo en los que sufren".
La Providencia ha dispuesto que volviese como enfermo al Policlínico Gemelli. Ahora expreso de nuevo la misma convicción de entonces: el sufrimiento, aceptado en unión con Cristo paciente, tiene una eficacia incomparable en orden a realizar el designio divino de la salvación. Repetiré, pues, con San Pablo: "Me alegro de mis padecimientos por vosotros y suplo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia'' (Col 1, 24).
Invito a todos los enfermos a unirse a mí en la ofrenda a Cristo de sus padecimientos por el bien de la Iglesia y de la humanidad. Que María Santísima nos sirva de apoyo y de consuelo.
Extiendo también mi saludo cordial a todos aquellos que están unidos conmigo en la oración y a cuantos, en estos días, me han hecho llegar el testimonio de su afecto; mientras les doy las gracias por esta cercanía espiritual, les aseguro mi recuerdo en el Señor.
"Regina coeli, laetare... ".
© Copyright 1981 - Libreria Editrice Vaticana