Ángelus del domingo 19 de enero de 1986

Autor: Juan Pablo II

JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Domingo 19 de enero de 1986

«...para que todos sean uno, como Tú, Padre en mí y yo en ti... , para que el mundo crea que Tú me has enviado» (Jn 17, 21).

Quiero llamar hoy vuestra atención y la de todos los católicos, esparcidos por el mundo, sobre la importancia de la oración por la unidad de los cristianos.

Ayer comenzó en todo el mundo la "Semana de oración" que se prolongará hasta el sábado próximo, 25 de enero. Católicos, ortodoxos, anglicanos y protestantes elevan una invocación concorde al Señor, y meditan sobre el tema elegido para este año: "Vosotros seréis mis testigos" (Act 1, 8).

El testimonio común exige la coherencia con la voluntad del Señor respecto a su Iglesia, una y única. En nuestro tiempo, en el que no faltan rupturas, disensos, contraposiciones y guerras, el testimonio de unidad de los cristianos será una indicación profética del porvenir de la humanidad para una nueva vida de concordia y de paz. El tema exigente del testimonio común podrá dar un nuevo impulso a la búsqueda de la plena unidad.

El reciente Sínodo Extraordinario de los Obispos, celebrado en el 20 aniversario de la conclusión del Concilio Vaticano II, en su "Relación final" ha afirmado que el ecumenismo se ha grabado profunda e indeleblemente en la conciencia de la Iglesia y que el diálogo ecuménico "hace que se vea a la Iglesia más claramente como sacramento de unidad. La comunión entre los católicos y otros cristianos, aunque sea incompleta, llama también a todos a la colaboración en muchos campos y así hace posible, de alguna manera, un testimonio común del amor salvífico de Dios hacia el mundo necesitado de salvación" (II, C, 7).

Por tanto, os invito insistentemente a la oración por la plena unidad de todos los cristianos, a fin de que el Señor conceda a cuantos creen en Él testimoniar de modo concorde y eficaz su único Evangelio de salvación. Invito también a todas las comunidades religiosas, masculinas y femeninas; a las comunidades parroquiales y a todos los católicos esparcidos por el mundo. Que la unión de corazones en la oración lleve a todos los cristianos a una concorde profesión de fe.

El sábado próximo concluiremos juntos esta "Semana de oración" con una celebración en la basílica de San Pablo Extramuros.

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