Ángelus del domingo 20 de febrero de 1983

Autor: Juan Pablo II

JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Domingo 20 de febrero de 1983

1. "¡Gloria y honor a Ti, Señor Jesús! / Gloria a Ti, Verbo de Dios".

Durante el período de Cuaresma repetimos estas palabras en la Misa casi todos los días. De este modo queremos hacer manifiesta nuestra veneración a la Palabra de Dios que habla en nosotros con fuerza particular en este tiempo. Deseamos hacer patente nuestra prontitud interior a acoger esta Palabra. Venga a nosotros con toda su verdad. Nos penetre hondamente en el corazón y en la conciencia. Nos ilumine. Nos convierta. Nos libere.

Siempre ha sido la Cuaresma, tiempo de intensa catequesis. Los primeros siglos se daba catequesis a los catecúmenos. Hoy se da también a los que se preparan al bautismo. Y al mismo tiempo la catequesis se da a todos los bautizados para que redescubran el poder de la cruz en su bautismo, el poder de la muerte y resurrección de Cristo.

2. "¡Gloria a Ti Verbo de Dios!"

En esta Cuaresma de 1983 y en la solemnidad de la Anunciación del Señor que nos recuerda la Encarnación del Verbo eterno, el Obispo de Roma inaugurará el Jubileo extraordinario de la Redención.

Ruego a todos mis hermanos en el Episcopado que inauguren el Jubileo en sus catedrales en el mismo tiempo.

3. "¡Gloria a Ti, Verbo de Dios!".

También encomiendo a vuestras oraciones, queridos hermanos y hermanas, los ejercicios de Cuaresma que comenzarán hoy por la tarde en el Vaticano. Penetre profundamente la Palabra de Dios en el corazón de todos los asistentes a estos santos ejercicios.

4. En la serie de saludos a las Conferencias Episcopales que vinieron en visita "ad Limina Apostolorum" el año pasado, me complace mencionar hoy a los obispos de Gran Bretaña. Como es sabido, están divididos en dos Conferencias Episcopales, la de Inglaterra y Gales y la de Escocia. La primera es expresión y guía de una comunidad católica poco inferior al 10 por ciento de la población total y que, sin embargo, ha dado un buen número de sacerdotes diocesanos, religiosos y religiosas y también un laicado muy preparado. Para la formación del clero diocesano dispone de cuatro seminarios mayores y otros tres fuera del país, de los que dos se hallan en Roma. Y no faltan vocaciones, gracias a Dios.

La Conferencia Episcopal de Escocia comprende dos archidiócesis y seis diócesis para una comunidad católica que supera el 15 por ciento de la población. Los seminarios mayores para sacerdotes seculares son dos, y otros dos fuera, de los cuales uno en Roma. Y también allí son suficientes las vocaciones.

Confío en que mi visita pastoral del año pasado a Gran Bretaña habrá contribuido, por una parte, a confirmar a los católicos en su fe y, por otra, a echar nuevos puentes sólidos para un diálogo constructivo con las demás Confesiones cristianas.

Por ello os invito hoy a orar por estos hermanos en la fe y por sus beneméritos obispos, en el vínculo misterioso pero real de la comunión de los santos.

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