Ángelus del domingo 26 de agosto de 1984
JUAN PABLO II
ÁNGELUS
Domingo 26 de agosto de 1984
1. Hoy, en la oración del "Ángelus", queremos unirnos de modo particular a la Iglesia que está en Lituania.
Lo mismo que en la fiesta litúrgica del 4 de marzo, también hoy los obispos de esa Iglesia se reúnen con los fieles ―y con ellos toda la amada nación― en Vilna, junto a la tumba de San Casimiro, Patrono de Lituania, para la solemne clausura de las celebraciones del V centenario de su muerte.
Al concelebrar, en la Basílica Vaticana, el pasado 4 de marzo, la Santa Misa en honor de San Casimiro, con los representantes de los Episcopados de Europa, quise testimoniar mi participación espiritual en las ceremonias jubilares y mi profunda comunión con la comunidad católica y con todo el pueblo lituano en este período de gracia, que marca una etapa significativa en la historia de dicha nación. Efectivamente, San Casimiro "permanece como testigo del misterio de la redención y como signo de la esperanza en la que hemos sido salvados " (L'Osservatore Romano, Edición en Lengua Española, 11 de marzo, 1984, pág. 1).
2. Hoy de nuevo "la Iglesia universal manifiesta su unidad católica con la Iglesia que en Lituania se reúne en torno a la tradición, cinco veces secular, de San Casimiro" (ib.). Hoy quiero repetir lo que dije el pasado 4 de marzo: "Toda la Iglesia universal, juntamente con el Obispo de Roma, Sucesor de Pedro, se dirige en peregrinación espiritual al santuario de Vilna, donde descansa el Santo Patrono de Lituania. Se trata de una peregrinación de fe y de amor que nos junta y une en Jesucristo, Hijo de Dios e Hijo de María" (ib.).
Ofrezcamos al Padre estas particulares intenciones de plegaria por intercesión de la Virgen Santísima, Madre de la Misericordia, venerada en Vilna junto a la "Puerta de la Aurora" (Ausros Vartai). En su Corazón de Madre estamos unidos fraternalmente a la comunidad lituana, tan fuerte y fiel en las tribulaciones y en las dificultades que marcan el camino de su historia.
No me ha sido dado tomar parte en estas celebraciones, así como tampoco lo ha podido hacer mi Legado, el cardenal Secretario de Estado, pero esperamos que habrá todavía posibilidad de realizar esta misión y este ministerio entre nuestros hermanos en la fe, lejanos, pero a causa de esta lejanía especialmente cercanos. Prácticamente no tan lejanos... Son dos horas de vuelo.
Con una gran emoción he querido decir ayer tarde, en la vigilia de la celebración central en Lituania, la Misa en lengua lituana, en mi capilla de Castelgandolfo.
3. Que la Virgen Santísima obtenga a todos nuestros hermanos de Lituania la gracia de perseverar, a ejemplo de San Casimiro, en el testimonio de la fe y de la caridad, de manera que brille ante todos los hombres la unidad y la riqueza espiritual de la Iglesia que está en Lituania, fecunda en bien y signo de esperanza para el mundo.
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