Angelus de la X Jornada mundial de la juventud - Manila

Autor: Juan Pablo II

X JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

JUAN PABLO IIÁNGELUS

Manila, domingo 15 de enero de 1995

Al final de la celebración eucarística nos dirigimos con amor a la bienaventurada Virgen María y nos disponemos a rezar la plegaria del Ángelus. María es el modelo de todos los que han puesto su fe en Dios, confiando en que se cumplirían las promesas hechas por el Señor (cf. Lc 1, 45). Antes de morir en la cruz, Cristo encomendó su madre a sus seguidores, para que fuese también la madre de ellos (cf. Jn 19, 27).

María, Madre de la Iglesia, María, Madre de la Iglesia de los jóvenes, tú estabas orando en el cenáculo con los discípulos de tu Hijo cuando el Espíritu Santo descendió en forma de lenguas de fuego. Ruega por nosotros, para que la llama del amor de Dios se reavive en nuestro corazón y en el corazón de los jóvenes de todo el mundo.

Virgen llena de gracia, inmaculada desde el primer momento de tu existencia ahora participas plenamente en el gozo del cielo. Vela por los jóvenes aquí unidos y por todos los que están unidos a nosotros en la comunión del cuerpo de Cristo. Ruega para que estos jóvenes acepten con valentía la tarea de Cristo, tu Hijo, les confía cuando les dice: «Como el Padre me envió, también yo os envío».

María, Reina de los Apóstoles, tú velas por todos los que tu Hijo envía a ser sus mensajeros hasta los confines de la tierra. Impulsa a todos los jóvenes a ser testigos celosos del mensaje de salvación del Evangelio. Que, con tu ayuda, compartan con los demás la nueva vida que brotó de la cruz de Cristo, la esperanza que consuela todo corazón, y la fuerza que otorga la victoria final sobre el pecado y la muerte.

Hoy deseo anunciar que la próxima Jornada mundial de la juventud se celebrará en París, Francia, en el verano de 1997. María del nuevo adviento, te encomendamos la preparación para ese próximo encuentro jubiloso, en el corazón de Europa.

A ti, santa Madre de Dios, ahora nuestra plegaria.

Después del Ángelus

DESPEDIDA DE LOS JÓVENES EN MANILA

Mis queridos amigos:

La X Jornada mundial de la juventud se acerca a su fin, y debemos despedirnos hasta la próxima vez. Deseo dar gracias a todos los que han hecho posible este gran encuentro: a los generosos ciudadanos de Manila, que nos han hospedado y atendido durante estos días, a la policía, a los bomberos, al personal médico, y a los operadores de radio y televisión.

Todos expresamos nuestro agradecimiento al cardenal Sin, arzobispo de Manila, y a todos los voluntarios que han puesto tanto empeño para el éxito de este acontecimiento.

Asimismo, agradecemos al cardenal Pironio y al Consejo pontificio para los laicos, todo el trabajo que realizan para organizar las Jornadas mundiales de la juventud.

Doy las gracias al cardenal Vidal y a mons. Morelos, presidente de la Conferencia episcopal, así como a toda la jerarquía filipina, y a todos los cardenales y obispos que han venido de otras partes del mundo, y hay muchos más. Buena señal.

Deseo también dirigir unas cordiales palabras de agradecimiento al presidente Ramos y a los miembros del Gobierno, y al alcalde de Manila y sus colaboradores. Muchas gracias. Se han interesado mucho por la Jornada mundial de la juventud, han sido muy amables y nos han prestado gran ayuda.

Sobre todo, deseo daros las gracias a vosotros, los jóvenes, chicos y chicas. Vuestro compromiso con Cristo y la Iglesia es una fuente de esperanza para todos nosotros, y una invitación a vuestros líderes y vuestros obispos para que os acompañen de cerca y colaboren con vosotros para lograr una comunidad cristiana mejor y un mundo mejor.

Ahora saludaré en varias lenguas; no en todas las lenguas del Foro, sino sólo en la mayor parte.

Después, se despidió de los jóvenes presentes en diversas lenguas: francés, español, italiano, alemán, polaco, ruso, coreano, vietnamita, chino, japonés y tagalo. Hablando en español dijo:

A los jóvenes de lengua española, y también mexicana, de España y de América: quiero agradeceros vuestra viva participación en esta Jornada. Tenía que ser muy viva, porque esto es propio del carácter nacional de las personas de lengua española, y también de los filipinos. Ahora os toca a vosotros llevar el mensaje de Cristo a vuestras casas, a vuestros compañeros de estudios y de trabajo. Permaneced fieles a la palabra que Jesucristo os ha dado y a la palabra que cada uno habéis dado al Señor. Que encontréis siempre luz y alegría en su mensaje de salvación y de vida. ¡Hasta la vista!

Al final, hablando de nuevo en inglés, añadió:

Dirijo un saludo particular al gran grupo de jóvenes procedentes de Estados Unidos. En cierto sentido, estáis devolviéndonos la visita que os hicimos en Denver, con ocasión de la VIII Jornada mundial de la juventud.

Hace dos años, en Denver, meditamos en la nueva vida que trajo al mundo nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios y Señor de la historia. Este año, aquí en Manila, hemos reflexionado sobre cómo esta nueva vida, recibida en el bautismo, exige que nos transformemos en discípulos de Cristo, apóstoles de su Evangelio, compartiendo nuestra fe con los demás. Es una continuación. ¡Viva Denver! ¡Viva Manila! ¡Viva París!

Dentro de dos años, en 1997, iremos juntos a París (Francia), para seguir reflexionando en las palabras que Dios nos ha dirigido. Que el Espíritu Santo guíe nuestros pasos hasta esa etapa de nuestra peregrinación. ¡Hasta la vista! ¡Hasta que nos volvamos a encontrar!

© Copyright 1995 - Libreria Editrice Vaticana